
Cada día tengo menos fe en la humanidad y su futuro.
Algo de razón tenía Unamuno cuando decía «¡Que inventen ellos!»
Para reír o llorar, depende
Cada día tengo menos fe en la humanidad y su futuro.
Algo de razón tenía Unamuno cuando decía «¡Que inventen ellos!»
No es un cuadro. Es una ventana.
La cúpula del Ayuntamiento de Cartagena, desde una ventana del Museo del Teatro Romano. Marzo de 2016.
Seguro que ha leído más de una vez que Napoleón era bajito, en el mejor de los casos, o incluso un enano en otros.
Y hasta puede que lo haya visto, porque así es como lo dibujan, o lo dibujamos. Pero ¿era en realidad así?
No te creas. Porque no, no era bajito. Tampoco es que fuera muy alto. Medía 1,68 metros, lo que, para aquella época, era una estatura que estaba bastante bien.
Incluso medía 4 centímetros más que su gran enemigo inglés, el Duque de Wellington, pero… ¿por qué entonces ha pasado a la tradición popular como alguien muy pequeñito?
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Este anuncio es solo una muestra más de la hipocresía aceptada por todos, por mí también hasta hace algún tiempo.
Representar algo como una carnicería, que hasta la palabra resulta horripilante si se piensa o se dice detalladamente, con un cerdito feliz, alegre y contento.
Resulta, claro, anticomercial mostrar como es la realidad: un animal que quiere vivir, inteligente como un niño de 3 años según han evaluado los científicos.
Se maltrata, tortura, asesina, desangra y trocea al cerdito feliz para satisfaces nuestro apetito.
Apetito y no nuestra hambre, la cual se puede saciar con otras cosas más saludables y totalmente incruentas.
Debemos seguir las reglas y mostrar la ficción de que los animales están felices de darnos su leche, su lana, su piel, sus hijos, su felicidad, su bienestar y su vida.
La vaca que ríe, el cerdito feliz, el patito alegre, la oveja simpática…
Aumenta el consumo de carnes rojas. Y en Polonia manifestaciones «contra esa Europa podrida de vegetarianos y ciclistas…».
Estáis locos, en serio.
Al principio, en casa, dibujaba yo solo, por afición; luego dibujó mi hijo y lo convirtió en su profesión.
Y mi hija, al margen de su estudios y trabajos llevaba sus aficiones por el camino de la cocina principalmente.
Parece que quiere integrarse ahora en el grupo de los del lápiz y está haciendo sus incursiones.
¡Bienvenida al club @PalmeraSuaretti!