La mujer que enjalbegaba

Cuando pequeño, vi muchas veces a mis padres enjalbegando nuestra casa. Era la cal el único recurso (pero eficaz) para los pobres de dar luminosidad al hogar.

Me había olvidado ya de ese antiguo sistema de adecentar fachadas y calles cuando, en un viaje, esta imagen me trajo al recuerdo a mi madre.

Claro que ellos no decían enjalbegar, sino encalar. Que, por otra parte, más logica tiene.

Esperando a Margarita

Fue en Moratalla, era invierno, se acercaba la Navidad. Esto último, aunque no lo recordara, lo habría adivinado por la oblicuidad de las sombras, para eso soy un hacha.

Y me pareció una imagen del pasado, decadente, romántica. Me imaginé que en algún lugar parecido pasaría las tardes Margarita Gautier, la Dama de las Camelias. Aunque no había ninguna dama ni camelia alguna rondando; sólo mi perro Lanzarote.