Para hablar de La Gran Estafa Piramidal, copio el siguiente texto de un amigo («Covid-1984») en Telegram:
«Tenéis que entender quiénes están en la cima de la Pirámide, los Amos del Mundo, la élite de banqueros y usureros mundialistas del Club Bildelberg y del Foro Económico Mundial.
Ellos son los jefes de todos los títeres médicos, políticos y mediáticos del mundo.
Ellos son los que están detrás de la creación y contagio por todo el mundo del coronavirus y de sus vacunas eugenésicas para ir poco a poco, hasta el 2030 con su Agenda 2030, robándonos la Libertad, haciéndonos sumisos y obedientes a sus dictados médicos de la mundialista OMS/ONU, para al final terminar instaurando su New World Order y su dictadura global del Gobierno Mundial Único, dirigido por la élite que nos esclavizará y empobrecerá a todos («NO TENDRÁS NADA Y SERÁS FELIZ» es su eslogan).
Ellos son los Rotschild, Rockefeller, Soros, JPMorgan, Goldman Sachs, fondos de inversión Blackrock, Blacjstone, Vanguard… etc.«
Y esta es la pirámide, digamos, «real». La mía era más humorística.
Lenin es un tipo que, históricamente hablando, tiene suerte. Tiene suerte de que, aun siendo un genocida, se le considere un gran hombre y un referente de la lucha obrera.
Y tiene, además, la suerte de que, cuando se hace un «ranking» de genocidas, como ya hay un comunista soviético que mató más que él -también tuvo más tiempo- y que tiene peor prensa, Stalin, se olvidan de Lenin, cuando, en realidad, debería hacer podio o, como mínimo, diploma olímpico.
Ránking de dictadores
Un ejemplo en el siguiente gráfico, muy bueno y de autor desconocido para mí, recogiendo los 10 primeros genocidas de la historia reciente:
Ranking de los 10 «grandes», pero con una notable ausencia: Lenin
En el citado gráfico está el gran líder indiscutible Mao, con sus 78 millones; le sigue Stalin con 23; a continuación el más famoso de todos y que se pone de ejemplo siempre aunque sólo es medalla de bronce: Hitler con 17 millones de víctimas; en cuarto lugar está el gran olvidado, Leopoldo de Bélgica con los 15 millones que exterminó en el Congo y en 5 lugar debería estar Lenin, que asesinó a unos 8 millones, pero ni aparece.
¿Por qué? Bueno, fue el líder de esa «gloriosa» revolución bolchevique que todavía hoy siguen idealizando y gorificando y, además, ya está en la lista Stalin, y con un genocida comunista ruso, ¿para qué poner otro? Ya se ha cumplido.
Lenin, el dictador, golpista y genocida, glorificado 100 años después.
Sin embargo, este post no está destinado a recoger las «hazañas» políticas de aquel asesino insigne. Si alguien está interesado en conocerlas, les recomiendo este excelente artículo, bien documentado: Lenin: números, datos e imágenes de los crímenes del primer dictador comunista El título ya nos pone en contexto.
Pero, como decía antes, yo quería centrarme en el aspecto más personal del dictador comunista, su vida particular. Para ver cuánto de ejemplo personal debería ser para sus admiradores, que se cuentan por cientos de millares por todo el globo.
Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, nació el 22 de abril de 1870 en la ciudad de Simbirsk. En 1924, en su honor, esta ciudad se renombró como Ulyanovsk. Está situada en las orillas de los ríos Volga y Sviyaga, a casi 1.000 km de Moscú.
Lenin significa «el que pertenece al río Lena», y el motivo del apodo lo ignoro, ya que el río Lena está en Siberia, a mucha distancia de su lugar de origen. Quizas se deba al tiempo que estuvo exiliado en Siberia, pero es ya mera elucubración mía, no tengo datos.
Primeros años
Tuvo 5 hermanos, de los cuales, el mayor fue ahorcado por terrorista. Su posición económica era acomodada y estudió derecho en la Universidad de Kazán (algo prohibitivo para los humildes proletarios) aunque fue expulsado por su conducta conflictiva. Terminó estudiando por correspondencia, se le permitió presentarse por libre y se graduó.
En 1885 se marchó a recorrer Europa y reunirse con revolucionarios comunistas. Esa vida fácil la realizó con la pensión de su madre y, cuando se le terminó, la obligó a vender la vivienda familiar para continuar sus viajes y para poder comprar libros, ya que era un lector voraz. Al menos no empleaba el dinero familiar en borracheras, como su maestro Carlos Marx.
Toda esta información está publicada, cartas, diarios, etc. y no es fruto de la invención de un iluminado. La caída de la Unión Soviética, con su glasnot y perestroika, desclasificaron mucha documentación que permitió conocer mejor el mundo comunista, aunque ahora vuelven a echarle tierra encima con leyes de memoria histérica que buscan ensalzar de nuevo el comunismo.
A la cárcel
Sigamos. Lenin fue detenido por la temible policía zarista, la Ojrana, y fueron su madre y su hermana las que se encargaron de enviarle de todo a la cárcel para que no le faltase de nada. Lenin siempre estuvo rodeado de mujeres que le cuidaron. En sus cartas les pide a su madre y hermana que no le envíen tanta comida y ropa porque no tiene donde ponerlas. Se deduce que no estuvo muy falto en aquel trance.
En 1897 es deportado a Siberia, como se citó antes. Un año después, 1898, se casa por una ceremonia religiosa, igual que su admirado Marx. Además, escribe «El desarrollo del capitalismo en Rusia».
Aunque su matrimonio fracasó en lo amoroso, no así en lo económico, ya que su esposa tomó el relevo a su madre y su hermana y continuó manteniéndolo. En eso de vivir de los demás, como buen rojo, ya dio muestras desde el principio.
Otra vez a Europa
De deportado en Siberia pasó a exiliado en Suiza y después se convirtió en el líder de los marxistas rusos en Europa. Se marchó después a París y, con cuarenta añitos, recurrió de nuevo a su madre para que le pagara el alquiler del piso. Igual que Marx, de trabajar, nada; de hacer la revolución, lo que le pidieras.
Tuvo una amante que se fue a vivir con él, junto con la esposa, que seguía acompañándole. La moralidad superior de la izquierda. Se declaraba «feminista» mientra explotaba a su madre, hermana, amante, esposa… y mientras que de la liberación sexual de la mujer decía que era una «vida anormal e hipertrofiada por la moral burguesa» y no le echó la culpa a Franco porque no lo conocía.
Decía que las mujeres no podían aspirar a una liberación sexual debido a que no contaban con conocimientos profundos y variados sobre el tema. El sexo, como el coñac Soberano, era cosa de hombres.
Cambios en Rusia hacia la democracia
El zar Nicolás II creó la Duma, el parlamento ruso, aunque no fuera ese su deseo, sino las circunstancias de descontento en la población. Rusia pasó a ser una monarquía parlamentaria (más o menos).
En la primera revolución rusa, que fue en febrero de 1917, no la famosa de octubre de los bolcheviques, el zar termina abdicando y pasa todo el poder a la Duma. Rusia se convierte en una democracia naciente, presidida por el socialista Kerenski y se encarga de organizar unas elecciones democráticas. Mientras tanto, el bueno de Vladimir seguía por Europa dando tumbos, en la cual se estaba desarrollando la I Guerra Mundial.
En esa guerra estaban enfrentados (entre otros muchos) Alemania y Rusia. Una forma de eliminar o debilitar a un enemigo era hacer que tuviese problemas internos. De modo que el Kaiser alemán le paga a Lenin para que vuelva a Rusia y la desestabilice por dentro; eso liberaría a Alemania de enviar tropas al frente ruso y las dedicaría a otros frentes.
Lenin, el carnicero del Volga
Primer golpe de estado
De modo que suben a Lenin y sus partidarios en un tren, cerrado, sin que pueda apearse de él, y lo mandan a Rusia. Allí ya no manda el zar, aunque ahora digan que Lenin eliminó el zarismo, hay una democracia naciente, y Lenin organiza el PRIMER golpe de estado contra el socialista Kerensky en julio de 1917.
El golpe fracasa y Lenin tiene que exiliarse de nuevo. Esta vez es en Finlandia.
Segundo golpe de estado
Regresa Lenin de incógnito y organiza un SEGUNDO golpe de estado contra el gobierno de Kerensky, es octubre de 1917. Es entonces cuando se produce el famoso asalto al Palacio de Invierno, que fue residencia del zar, pero ya no había zar. Hacía ahora las veces de Parlamento o sede del gobierno. Esta «toma» del Palacio de Invierno, glosada por la propaganda comunista como una gesta fue, en realidad, algo muy cómico y ridículo.
Estaba defendido por un batallón de mujeres ciclistas y por cadetes. Y no fue «tomado», porque no pudieron. Negociaron con aquellos exiguos defensores y consiguieron que los dejasen entrar. Esa heroica gesta fijada en el imaginario colectivo comunista mundial acabó en borrachera. Asaltaron las bodegas del palacio y se bebieron todos lo vinos que encontraron. A algunos, quizás aún les dura la resaca, y han pasado 104 años.
Tercer y último golpe de estado
Cuando llegó al poder, nuestro bueno de Lenin, lo primero que hizo fue crear la Checa y cerrar todos los periódicos. Permitió que se celebraran las elecciones constituyentes que ya había previsto el gobierno depuesto por el golpe, para dar una apariencia de legalidad, pero a pesar de que estaban convencidos de ganar esas elecciones, el pueblo ruso no los quería y los bolcheviques perdieron y fueron el tercer partido en número de escaños. Ganó Kerensky (237) mientras que Lenin ovtuvo 138.
En vista de los resultados, Lenin dio el TERCER golpe de estado, se hizo con el poder sin límites y disolvió el parlamento. No volvieron a haber elecciones jamás, hasta después de la caída de la URSS.
Este es el ejemplo de hombre que nos venden en la actualidad como defensor de las libertades:
«Usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla, incitaremos el odio de clases, destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El Estado será DIOS»
El pasado día 24 de septiembre subí una entrada relativa a las redes sociales y su censura. Se llama «No caigas en sus redes». En ella dije que, harto de ellas, había cerrado mis cuentas de Instagram y Facebook.
Conservaba, y conservo aún, la cuenta de Twitter, esa red gobernada por la extrema izquierda, como tantas otras, y donde hay una censura similar a las demás que maneja la ultraizquierda.
El comisario político, siempre al acecho.
Sigo allí aún, no sé por cuánto tiempo, porque la utilizo como fuente de información selectiva. Pero a lo que iba, que es a la censura.
Mi actividad en el pajarraco azul es mucho menor a la que desarrollaba antes, hace años, pero todavía digo algo, a veces.
El día 25 de septiembre me encontré con que me habían censurado temporalmente, creo que fue durante 24 horas. Este era el mensaje:
Esta era la comunicación del «cese temporal de nuestras relaciones» como si yo fuese una infanta.
¿Y qué es lo que había hecho yo, qué pecado había cometido, qué información engañosa y potencialmente perjudicial había expandido con relación a la Covid-19?
Pues se me había ocurrido decir que, en algunos sitios, como era Noruega, ya consideraban la pandemia superada y la Covid-19 pasaba a ser una enfermedad estacional, como la gripe.
¿Me había inventado yo esa noticia? ¿Era una fake-news? No, simplemente lo había leído en diferentes periódicos digitales. Y algunos habían empezado a decirlo ¡en Junio! Y yo lo tuiteé en septiembre…
Esto es solo un desahogo por una pecata minuta. Hay gente a la que le hacen marranadas mucho más gordas por razones absurdas. Y no hay posibilidad de réplica. Se trata de acallar a los disidentes, como en cualquier dictadura que se precie.
El rejodido pajarico azul, o sea Twitter, que debería ser el pajarico rojo, es un nido de censores y enemigos de la libertad de expresión, aunque les encante estar hablando siempre de Franco. La «francobsesión» es una enfermedad que, al parecer, no tiene cura.
La estuve observando unos minutos. El mismo viento que la había llevado hasta allí era quien la presionaba contra la reja.
Cuando ella se cansó de ofrecer resistencia, o el viento de presionarla, tanto da, se aflojó, cambió de postura y pasó al otro lado, luego reanudó su loca y desnortada carrera otoñal, empujada otra vez el por el viento. ¿O era otra?
No sé yo si de aquello que acababa de presenciar se extraía alguna sesuda enseñanza o reflexión. Yo, desde luego, no saqué ninguna, porque tenía prisa y se me pegaban las lentejas.