Una falacia argumentativa es una mentira escondida en un argumento que parece válido y cierto. Muy utilizadas en el mundo de la política y del periodismo. Además de la sociedad en general, claro.

Falacia Ad Ignorantiam

Hace referencia a los argumentos que se supone que dan autenticidad a una teoría si no se puede demostrar su falsedad. La falacia consiste en que da por bueno que algo no es cierto o, al contrario, que es cierto, siempre que no se pueda demostrar lo contrario.

“Nadie ha podido demostrar que Dios existe, luego no existe” o, justo al contrario, “Como nadie ha demostrado que Dios no existe, es que sí existe”.

Falacia Ad Consequentiam

Es una falacia que hace depender la autenticidad de un argumento en función de que sus consecuencias sean buenas o malas.  

“Tiene que ser cierto el cambio climático. Si no lo fuera, no estaríamos en peligro”

Falacia de la Analogía o de la Analogía débil.

A veces se lanzan argumentos basados en una analogía en dos o más cosas, pensamientos, etc. Si los que se comparan no son realmente iguales en los aspectos importantes y relevantes, se trata de una analogía débil y el argumento basado en ella es una falacia.

«Los tenedores son como las pistolas: herramientas de metal útiles para herir o matar. No obstante, sería absurdo prohibir la compra de tenedores, por lo que las limitaciones a la compra de pistolas también son inaceptables”.  

Es cierto que son herramientas metálicas y es cierto que se pueden utilizar para herir o matar. Pero con una pistola se puede entrar en un local y hacer una mortandad, cosa imposible con un tenedor. Por tanto, la analogía es débil y el argumento basado en ella es una falacia.

Falacia verbosium (la prueba por la intimidación).

Cuando se elabora un mensaje de forma tan compleja que resulta prácticamente imposible seguirlo y entenderlo, o comprobar su afirmación se comete la falacia Verbosium.

Falacia Verbosium. Caricatura Antonio Ozores
La imagen es una caricatura de mi admirado y querido Antonio Ozores, pero el texto no es suyo. Podría serlo por lo oscuro y confuso, pero no por gracioso. Es un texto real de una «miembra» de un gobierno.

En estos casos, si se acepta esta falacia, el adversario perderá el debate ya que no tendrá argumentos para rebatir algo que no ha podido entender o es, directamente, absurdo. En este video se puede ver perfectamente.

Falacia de la verdad a medias o de la prueba suprimida.

Es una falacia de las más peligrosas ya que engaña con facilidad. Siempre se ha dicho, y con razón, que la peor mentira es una verdad a medias. Consiste en mezclar una afirmación verdadera junto a otra falsa o discutible para hacer creíble la segunda. O bien ocultar parte de la verdad y dejar visible solo otra parte.

¿Cuántas veces hemos oído cosas como “de cada 10 víctimas, 3 no llevaban puesto el cinturón de seguridad”? O sea, que la otra parte de la verdad es “de cada 10 víctimas, 7 llevaban puesto el cinturón de seguridad”. Pero dicho así no conseguiría el objetivo que pretende: concienciar a los usuarios para que usen el cinturón.

Es una falacia bienintencionada con la que es lógico estar de acuerdo ya que tiene un buen fin. Pero no deja de ser una verdad a medias.

Falacia de ambigüedad o de anfibología o de la falsa equivalencia.

Utiliza palabras que se pueden interpretar con diferentes sentidos o de forma confusa para llegar a conclusiones falsas.

“Ningún ser humano es ilegal. Nadie debe ser deportado”.  

Una afirmación no puede justificar a la otra porque se refiere a cosas diferentes. Nadie es ilegal por el hecho de ser humano, cierto, pero la deportación no es por su no humanidad sino por la situación ilegal en que se encuentre o los actos ilegales que haya cometido.   

Falacia de la Negación del antecedente

Este tipo de falacia parte de un condicional del tipo «si escribo un libro, seré famoso», y si se niega el primer elemento, se infiere incorrectamente que el segundo también queda negado: «si no escribo un libro, no seré nadie en la vida».

Falacia de la Afirmación del consecuente

Este tipo de falacia parte del condicional y contiene dos elementos. En esta falacia, el segundo elemento valida automáticamente al primero sin dar cuenta si es verídico o no. Es decir, funcionaría así:

Poniendo un ejemplo real, esta correlación de afirmaciones sería una falacia: “Siempre que nieva, hace frío. Como hace frío, entonces está nevando”

Falacia de la Negación del consecuente

Al contrario que el anterior, este es otro de los tipos de falacia formal que podemos encontrar. La diferencia radica en que, en vez de partir de un condicional y afirmarlo después, lo niega.

“Si no hace sol, no iré a la playa”, “Si no voy a la playa, no hará sol”.

Falacia del falso dilema o disyunción o Falsa dicotomía

Otro clásico entre los tipos de falacias que debes conocer es la falacia del falso dilema. Es fácil de reconocer por su característica principal: dividir las posibilidades en dos únicas opciones.

“Enrique no ha venido hoy al examen: o está enfermo o no quiere suspender”. La falacia reside en dejar de contemplar otras opciones.

Falacia de la Generalización apresurada (secundum quid) o de la Muestra sesgada.

Todas las generalizaciones suelen ser erróneas, pero cuando se hacen con datos muy insuficientes, se convierten en falacias de generalización apresurada. Hacer afirmaciones sobre un grupo o un rango de casos basándose ​​en una muestra inadecuada (atípica o demasiado pequeña) se sale del campo de la demoscopia y entra en el campo de la falacia.

Los estereotipos sobre las personas («los escoceses son tacaños», «los ricos son malvados y ladrones», etc.) son ejemplos habituales del principio que subyace a la generalización apresurada.

Falacia de la Conclusión desmesurada.

Parecida a la anterior. A parir de premisas correctas, las conclusiones exageran o reinterpretan la realidad, llevamos la conclusión más lejos de lo que permiten las premisas. 

La repercusión mediática de los casos de corrupción no permite concluir que todos los políticos son corruptos, también tiene mucha repercusión mediática los casos de violencia machista y no por ello aseguramos que todos los hombres son agresores machistas. 

En esta falacia no se critica las ideas del oponente, sino una imagen caricaturizada y manipulada de estas.

Falacia del hombre de paja o del espantapájaros

Una forma de fortalecer nuestros propios argumentos es anticipar y responder de antemano a los argumentos que pueda hacer un oponente. En la falacia del hombre de paja, el defensor establece una caricatura del oponente y argumenta contra esa caricatura. Pero igual que ser capaz de derribar a un hombre de paja (como un espantapájaros) tiene poco mérito, derrotar una versión diluida, exagerada o falsa del argumento del oponente tampoco es muy meritoria.

– «No me gusta que mi hijo esté hasta muy tarde en la calle».
– «Me parece que no deberías tenerlo encerrado en un calabozo hasta que crezca»

Falacia Post hoc ergo propter hoc o simplemente Post hoc (también llamada causa falsa)

Esta falacia toma su nombre de la frase latina «post hoc, ergo propter hoc», que se traduce como «después de esto, por lo tanto debido a esto».

Se trata de un tipo de falacia en el que se da por sentado que si un fenómeno ocurre después de otro, es que está causado por este, a falta de más pruebas que indiquen que eso es así.

“El sol sale después de cantar el gallo. Por lo tanto, el sol sale debido a que canta el gallo”.

Falacia Cum hoc ergo propter hoc (también llamada unión falsa)

Parecida a la anterior: afirmar que un acontecimiento es consecuencia directa de otro simplemente porque están juntos

«La última vez que ascendió mi equipo hubo inundaciones en el mes marzo. Ha vuelvo a inundarse mi ciudad en marzo; este año ascendemos».

Falacia ad Verecundiam (Apelar a la autoridad) o también Magister dixit

Esta falacia hace depender la veracidad a la supuesta autoridad de quien defiende o dice defender una premisa aunque no tenga nada que ver con la materia en cuestión.

“Debería abolirse la práctica del fútbol. Muchas personas, como el famoso entomólogo Sir Francis Cooper, así lo afirman.”

Falacia de Falsa atribución

Es muy similar a la apelación a la autoridad. En este caso, en lugar de apelar a alguien famoso, lo hace a una fuente desconocida, sin datos, o inventada, para presentar un argumento.

“Según una conocida universidad de la Europa del Este, el cociente de inteligencia de los asnos es muy superior al de los hombres blancos heterosexuales”.

Por ejemplo, el Leavitt Institute fue una organización falsa creada en 2009 con el propósito de engañar (exitosamente) a los medios australianos para que comunicaran que Sídney era la ciudad de Australia más ingenua. Hoy, sigue funcionando con una página web recaudando fondos “para difundir la democracia, la ética y el estado de derecho”.

Falacia Ad populum (o falacia populista)

La traducción del latín de esta falacia sería «para la gente». Igual que los populistas dicen lo que a la mayoría les gusta escuchar, en esta falacia el falaz utiliza como argumento el gusto (supuesto) de una mayoría para llegar a una conclusión.

“A millones de moscas les gusta la mierda. Millones de moscas no pueden estar equivocadas. La mierda es buena”.

Falacia ad hominem

Al igual que otras falacias (ad verecundiam o ad populum por ejemplo) la falacia ad hominem («contra la persona») no se basa en argumentos o pruebas y se centra en el ataque personal a quien se intenta rebatir.  

Es una falacia extendidísima en que no se dice “no es creíble el argumento de Fulano por estas razones” sino que se dice “no es creíble el argumento de Fulano porque es Fulano, que es gordo, feo y le huele el aliento”.

No obstante, es muy importante distinguir esta falacia, de los argumentos legítimos que afecten a una persona en concreto. Por ejemplo: sería una falacia ad hominem criticar a una persona por haber sido cajero en un supermercado, en cambio, si esa persona dicta leyes sin haber estudiado derecho y no tener los mínimos conocimientos jurídicos, la crítica no sería tal falacia.

Falacia tu quoque

En un argumento tu quoque («tú también»), el argumentador señala que el oponente realmente ha hecho lo que él o ella está argumentando, por lo que el argumento del oponente no debe ser escuchado.

Esta es la falacia famosa del «Y tú más», a la que tanto recurren los políticos. Cuando se le reprocha a alguien algo censurable, como por ejemplo, un caso de corrupción, la respuesta es «No aceptaremos censura de su partido, porque el suyo también fue condenado en la legislatura anterior. ¡Ustedes también lo hicieron!» El hecho de que el grupo del adversario hiciera antes lo que está condenando ahora no tiene relación con las premisas que planteó en su argumento (la corrupción es un delito y está defraudando a los contribuyentes), por lo que la respuesta es falaz.

Falacia de Envenenar el pozo

Es un tipo de ad hominem, donde la información adversa sobre un blanco se presenta con la intención de desacreditar todo lo que dice la persona objetivo. Envenenando el pozo descalificamos directamente al oponente antes de que emita su opinión, de tal forma que su defensa se vuelve imposible. No se quiere dejar agua para cuando llegue el contrincante. Pretende negar que esté calificado para que dé una opinión.

“No debemos aceptar el punto de vista de un historiador de derechas. Es sabido que los fachas tergiversan la realidad de acuerdo con la conveniencia de su ideología política”

Falacia del Término medio, de la Equidistancia o de la Moderación

En esta falacia, el término medio de un silogismo, que es el que conecta dos proposiciones y no aparece en la conclusión, no cubre en las premisas a todos los elementos del conjunto.

«Me enseñaron que la tierra es redonda»

«Pero cada vez hay más gente que dice que es plana».

«Por lo tanto, la tierra debe ser oblonga».

Falacia de la Pendiente resbaladiza o Bola de nieve

La reacción en cadena con una consecuencia grave o catastrófica es el argumento de la falacia de la pendiente de resbaladiza. Aunque no haya evidencias suficientes para esa suposición.

Es algo parecido al poema de George Herbert en que por un clavo se perdió un reino, la teoría del caos ejemplificada.

El problema de la contaminación es evidente y la lucha contra ella es totalmente necesaria. Pero las catástrofes sin fin y el apocalipsis de los profetas climáticos es otra cosa. La “emergencia climática” anunciando que ya no hay vuelta atrás y el fin para dentro de pocos años es otro caso de la falacia de la pendiente resbaladiza o bola de nieve.

Falacia de Apelar a la piedad (argumentum ad misericordiam)

La apelación a la piedad se produce cuando un defensor intenta que las personas acepten una conclusión haciéndoles sentir pena por alguien.

“Las mujeres han estado marginadas mucho tiempo, han cargado con las tareas de la casa y no han podido dedicarse a su formación. Por eso ahora se merecen que sus pruebas de aptitud sean valoradas con benevolencia y partan con varios puntos de ventaja».

Esta falacia, tan de moda, es una discriminación inaceptable. No quisiera nadie que su cirujano cardiovascular le abra el corazón con un título otorgado por la Piedad o la Discriminación Positiva y no por los conocimientos reales.

Falacia de la Cortina de humo, o de la pista falsa, o Seguir la zanahoria

También llamada del Pez Rojo o también Red Herring (arenque rojo, en inglés).

Se recurre a argumentos que tengan alguna relación con la discusión, pero irrelevantes para la conclusión del tema que se debate, desviándolo así y tratando de llegar a una situación favorable para el falaz.  

“Sí, es verdad que no he cumplido ningún punto de mi programa electoral, pero la inmigración ilegal es un grave problema para el que es necesario tomar decisiones de calado, y todos los inmigrantes deberían ser legalizados.”

Falacia de Petición de principio (petitio principii) o Falacia circular (Razonamiento circular) – También se conoce como Tautología

Cuando el razonador comienza con lo que se está tratando de terminar; a veces asumiendo la conclusión. Causa y consecuencia circular, en donde la consecuencia del fenómeno se afirma que es su causa raíz.

Es una falacia que contiene en su propio inicio, como premisa, la conclusión a la que se pretende llegar o probar. Se trata de un razonamiento circular o círculo vicioso, donde el resultado lleva la propia premisa.  

“La Biblia es verdad porque está inspirada en Dios, está inspirada en Dios porque la Biblia lo dice”.

En la Tautología, normalmente se emplea en forma de pregunta y ya incluye la conclusión en el inicio, sin aportar argumento.

“¿Qué hará falta para que comprenda que Dios no existe?”

Falacia del francotirador.

Su nombre se lo da un legendario francotirador (real o inventado) que disparó a un blanco al azar y después pintó una diana en cada impacto, con lo que su buena puntería se hizo proverbial.

En esta falacia se otorga lógica, a posteriori, a algo que en origen fue fruto del azar o que no tenía sentido.  

“La señora Paca predijo que tendría una niña y acertó, al final he parido una niña. Tiene muy buen ojo”.

Lo que no se dice es que la señora Paca lleva años pronosticando el sexo de los futuros bebés y acierta un 50% de las veces, tantas como falla. El refranero español tiene una sentencia que define la falacia del francotirador: “quien mucho pronostica, algo acierta”

Falacia del alegato especial.

Muy parecida a la falacia Ad Hominem, pero en lugar de descalificar al adversario de forma global y personal o por razones ajenas a asunto del que se trata, en este caso consiste en acusarlo de carecer de  conocimiento o autoridad para debatir del asunto en concreto que ocupa la discusión, descalificándolo y no tener el nivel siquiera necesario para responderle.:

– Yo creo que deberían reducir los impuestos a las pequeñas empresas y al haber más efectivo, impulsaría el empleo.
– ¡Qué sabrás tú! No tienes ni idea de economía.

Falacia del Argumento a silentio.

Se trata de una falacia que llega a una conclusión desde el silencio o falta de evidencias, o sea, con motivo del silencio o la negativa a revelar información del contrario.

– “Por qué dejas que tu mujer se acueste con otro?
– Eso no es verdad.
– A ver, demuéstramelo.
– No puedo demostrar eso.
– Entonces es que te pone los cuernos”.

Falacia del Argumento ad baculum.

El argumento “que apela al bastón” (en latín) es una falacia que una premisa como verdadera a partir de la amenaza de violencia, chantaje, muerte, o cualquier otro peligro que no aceptarla representaría para el interlocutor o adversario.

– Claro que Fulano es un héroe antifascista. Los que sostienen que es un terrorista, o su familia, podrían recibir una explicación personalizada de su error.

Falacia del Argumento ad nauseam.

No sé si es la falacia número uno en aplicación o en fama, pero si no lo es estará cerca de serlo. Consiste en repetir la premisa hasta la náusea, igual que su nombre indica, como si insistir en lo mismo pudiera imponer su validez o falsedad. Lo triste es que muchas veces lo consigue.

“El partido TAL es de extrema derecha,  alerta con la extrema derecha de TAL, y como el partido TAL es de extrema derecha, yo no votaría a la extrema derecha del partido TAL, El partido TAL es un peligro por su ideología de extrema derecha, no debemos permitir que el partido TAL de extrema derecha se presente, hay que aislar al partido TAL de extrema derecha, qué vergüenza la extrema derecha de TAL, el partido TAL no debe entrar en las instituciones porque es de extrema derecha, y ahora una noticia del partido de extrema derecha TAL…”

Es la falacia resumida en la célebre frase del ministro de propaganda Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

Falacia del Argumento ad antiquitatem.

Es una apelación a la tradición. Se argumenta la validez de una premisa porque se viene haciendo desde siempre o desde hace mucho tiempo.  

– ¿Lanzar una cabra desde el campanario? Claro que está bien. Siempre se ha hecho así en las fiestas.

Falacia del Argumento ad novitatem.

Lo contrario de la anterior, es la apelación a la novedad. La validez está justificada por su carácter de ser “lo último”.

– Seguro que te gusta la película de 007 ¡Pero si es la última!

Falacia del Argumento ad conditionalis.

Esta falacia es el pan nuestro de cada día en los medios de comunicación. Consiste en utilizar el modo condicional en las expresiones, de modo que, aunque sugieren, no afirman, y no pueden ser refutadas totalmente.

Un testigo podría haber visto al candidato reuniéndose con mafiosos.

Falacia ecológica.

En la falacia ecológica, extendidísima en estos tiempos, se atribuyen característica determinadas a grupos humanos en función, no de las causas reales individuales, sino de datos estadísticos. Este tipo de falacia crea prejuicios y estereotipos positivos o negativos.

“La mayoría de las víctimas dentro de la pareja son mujeres, por lo tanto los hombre son violentos”.

Falacia de las muchas preguntas (plurium interrogatiorum) o de la pregunta compleja.

Intercalar en una entrevista o un debate, una pregunta que (1) da por supuesto afirmaciones no demostradas, (2) que resulta muy difícil de responder o (3) hacer en una sola, multitud de preguntas, lo que impide responder coherentemente.

  • “¿Cuándo dejará usted de evadir impuestos?”
  • “Cuando aceptó el soborno ¿se sintió tranquilo o temió ser descubierto?” (Tanto si responde una cosa como la otra, está admitiendo que fue sobornado. Es imposible de responder adecuadamente)
  • “¿Cree usted en los extraterrestres? ¿deberíamos intentar un acercamiento a ellos? ¿es posible una invasión extraterrestre? ¿está nuestro ejército preparado para combatir esa invasión? ¿debería el gobierno combatir las teorías sobre extraterrestres si es que estos no existen? ¿Puede usted demostrar que no existen?

Falacia del auténtico escocés.

Tiene el origen de su nombre en el enunciado siguiente.

«-Ningún escocés mezcla azúcar y avena.

-Mi tío es escocés y lo hace.

–Ya, pero ningún auténtico escocés lo hace».

Consiste en que aquello que contradiga a nuestra afirmación no es auténtico.  

“Fulano: El partido TAL es fascista.”

Mengano: Pero es que el partido TAL respeta la constitución, condena la violencia, quiere elecciones libres, y defiende el estado de derecho.

Fulano: Ya, ningún demócrata verdadero defiende la propiedad privada”.

Falacia non sequitur (no se sigue) o de la conclusión irrelevante

Es también llamada falacia ignoratio elenchi y a veces se confunde con la falacia del hombre de paja.

Puede ser una figura retórica o una falacia, según el uso e intención que se le dé. En cualquier caso, la conclusión no se obtiene de las premisas, es un razonamiento inconsecuente. 

“No hay paridad en los miembros del gobierno por lo que el paro aumenta sin cesar”.

Falacia ad logicam.

Radica en presuponer que algo el falso solamente porque es consecuencia de un razonamiento que va contra la lógica. Se trata de una falacia ya que la conclusión un razonamiento inválido no tiene porqué implicar que la conclusión sea falsa.

Tomemos el ejemplo de la falacia anterior. Se parte de un razonamiento inválido ya que el número de mujeres y hombres en el gobierno no influencia en la evolución del paro. Sin embargo, el dato del aumento del paro es cierto.

-“No hay paridad en los miembros del gobierno y el paro aumenta sin cesar

– Pero eso no tiene nada que ver, una cosa no presupone la otra.

– Entonces ¿estás diciendo que el paro está disminuyendo?

Falacia de la dirección incorrecta.

Consiste en alterar el orden causa-resultado a resultado-causa.  

“Dicen que algunos guerrilleros, tras la guerra de la independencia, acostumbrados a la violencia, se convirtieron en bandoleros pero, en realidad, su atracción por la violencia y la vida fácil es la que hizo que dejaran de luchar contra los franceses”

Falacia del punto medio (o falacia del compromiso) (o falacia de la moderación)

La falacia favorita de los equidistantes. El considerar más justa una conclusión que se encuentre en el punto medio entre dos extremos.

“Sí, es cierto que Jack el Destripador asesinó a cinco mujeres y se ensañó con ellas. Pero como hay algunos que creen justo que se le hubiera ejecutado (si se le hubiese detenido, que no fue así) y otros creen que era un pobre desequilibrado, víctima de la situación social, lo más justo sería una severa reprimenda”.

Falacia por asociación o de la composición.

Consiste en atribuir algunas características de un miembro de un grupo, al resto.

“Como (dicen que) Hitler era vegetariano, cualquier que diga que es vegetariano es partidario de gasear a los judíos”.

Falacia del centro de atención o de la falsa vivencia.

Falacia que trata y consigue considerar algo como generalizado sólo porque recibe más atención. Consiste en generar una sensación más general de lo que debería ser para predisponer a favor o en contra.

Por ejemplo, hay cientos de documentales dando datos exhaustivos de las salvajadas perpetradas por los nazis. Sin embargo, son muy escasos los referentes a los crímenes cometidos por el comunismo, pese a haber causado un mayor número de víctimas. 17 millones los primeros y más de 100 millones los segundos.

Como resultado, una gran parte de la población considera, equivocadamente, más nocivo el nazismo que el comunismo, cuando ambos son rechazables por igual.

Esta es una falacia recurridísima por los medios de comunicación en el día a día ya que, sin mentir, solamente seleccionando lo que sacan y lo que no, destacan aquello que interesa a sus patrocinadores y ocultan lo que no interesa.

Falacia de evidencia incompleta (Cherry picking)

Es una falacia más de atención selectiva, tomando datos concretos o individuales como generales y que aparentemente corroboran la teoría del argumentador falaz.

“Las mujeres son violentas. Hay datos que confirman que mujeres han asesinado a sus hijos”

Falacia de pensamiento de grupo.

Una persona está orgullosa de pertenecer a un grupo determinado y lo utiliza como razón para defender la actuación de ese grupo.

“Yo soy comunista, a mucha honra, y defiendo lo que hagan porque el comunismo es una ideología pacífica, democrática y liberadora”.

Falacia del caso especial o del embudo.

Considera que un hecho, sin causa alguna que lo explique, es una excepción a una regla.

“Defraudar a Hacienda está penado por la ley pero en el caso de este futbolista es una excepción porque ha sido Balón de Oro varios años”.  

Falacia de la causa simple.

Consiste en achacar a una sola causa un hecho, cuando han sido varios o múltiples los que han influido en su acaecimiento.

“La Unión Soviética colapsó por que Gorbachov tomó esa decisión” 

Falacia del Nirvana (falacia de solución perfecta)

La falacia del Nirvana o mundo perfecto se da al rechazar propuestas o soluciones que no sean perfectas.

“Para qué curar a este anciano centenario si dentro poco va a morir, de todos modos, por su edad”.  

Falacia ad lazarum y falacia ad crumenam.

Es la falacia de suponer que algo es cierto o no dependiendo del éxito y riqueza o fracaso y pobreza de quien lo dice. A los ricos tiende a darle más inteligencia y maldad y a los pobres menos luces y más bondad.

“Cuando Millonetis lo dice, con todo el dinero que ha sabido ganar, es que es verdad”

Falacia Etimológica

En las falacias etimológicas se utiliza el significado original (o “auténtico”) de una palabra para descalificar el uso que se hace de ella.

Por ejemplo, una pluma (estilográfica) sería una manipulación del lenguaje -según esta falacia- ya que no procede de un ave.

Falacia de la Pregunta Sin Sentido

«¿Qué ocurre cuando una fuerza irresistible choca con un objeto inamovible?»

Si existe un fuerza irresistible no pueden existir los objetos inamovibles, y viceversa.

Falacia anecdótica

Consiste en utilizar una experiencia personal o un ejemplo aislado como una prueba que pretende reemplazar un argumento fundado o una evidencia científica.