He cambiado mucho porque soy el mismo.

He cambiado mucho porque soy el mismo.

Hace mucho que no escribo aquí, pero no ha sido por desinterés. Es que he estado muy ocupado, transformándome, pero soy el mismo.

Hay gente que se pregunta cosas, y una de las cuestiones más comunes es eso de “¿qué habría pasado si…?”.

Yo también lo hago y me pregunto por mi futuro de entonces, que es mi presente de hoy, si no hubiese tenido problemas cardíacos y dos intervenciones en mi cafetera, que todavía funciona aunque con algunas deficiencias.

Asimismo me pregunto cómo se habría desarrollado mi vida si no hubiese muerto mi perro Lanzarote a una edad tan temprana y de forma tan imprevista.

Y otra cosa que me viene a la mente buscando respuesta, sin encontrarla, es cuales serían mis ideas, mi postura, si los independentistas catalanes no hubiesen dado el golpe de estado.

Porque esas tres cosas principales, aunque alguna más hay aunque de manera más circunstancial, han estado relacionadas entre sí y han cambiado mi forma de ser, mi actitud, mi forma de ver el mundo.

Aunque sigo siendo el mismo, claro, y con los mismos valores esenciales que tenía antes.

El cambio no ha sido en un día, ha durado varios años, y ha sido doloroso. Porque duele mucho, a veces, abrir los ojos. Comprobar lo equivocado que has estado toda una vida, tener que mirar a gente, una conocida en persona y otra lejana, o histórica, sabiendo más de lo que conocías antes de ellos o del mundo que te rodea y contener la rabia, el desencanto, la tristeza. Eso resulta muy duro, y al principio no se acepta. Has de pasar por varias fases, como en las muertes de seres queridos.

EL CORAZÓN Y EL TIEMPO

Cuando tuve problemas de corazón mi situación laboral cambió, el ritmo desenfrenado que había llevado toda mi vida tuvo que sufrir un parón y, después, cuando se reanudó, fue a un ritmo mucho más lento, de forma obligada.

Eso me hizo rico en algo que antes siempre había sido pobre: tiempo. Tiempo para algunas cosas, siempre que no fueran esfuerzos físicos.

Y, de acuerdo a mis preferencias, esas cosas habían de ser leer, dibujar, ver documentales, cine, navegar por internet…

MI AMIGO LANZAROTE

Murió mi perro Lanzarote. Había tenido otros a lo largo de mi vida, que habían muerto ya, y siempre fue una tragedia, claro, pero eran ya mayores, se veía venir que se cumplía aquella que se llama “ley de vida”.

Pero este, tan joven, tan lleno de vida, tan grande, tan guapo, tan bueno, tan todo, murió de forma súbita, una enfermedad repentina y sin cura se lo llevó en una semana.

Paco y Lanzarote

No lo he superado todavía. El caso es que verlo apagarse así me transformó y empecé a ver a los animales, a todos, con otros ojos.

Había sido vegetariano durante años, aunque no especialmente por razones de piedad hacia los animales aunque también en parte. Luego dejé de serlo por circunstancias. Y ahora, de pronto, viendo a mi perro muerto delante de mí, empezaron muchas cosas en mi interior.

EMPATÍA

Ya he dicho que tenía tiempo. Empecé a leer y a buscar sobre, animalismo, vegetarianismo, ecología… Fueron muchos libros, muchos documentales, muchos videos.

Desde los más sensatos, documentados y lógicos hasta los más disparatados, frikis y alucinados. También lo que decían y dicen los que están enfrentados a todas estas ideas, los «negacionistas», los defensores del carnismo, etc.

Me interesaba y me interesa conocer las dos partes.

¿Por qué quiero saber las diferentes posturas? Pues porque también se produjo en esta “metamorfosis” de mi vida otro hecho casual, este podríamos llamarlo menor, aunque quizás no lo sea tanto.

DIVERSIFICANDO

Cayó en mis manos un pequeño documento que se titulaba “Es bueno diversificar tus fuentes de información”.

Aunque estaba enfocado a la política y la cultura, puede extrapolarse a otros ámbitos.

Explicaba la diferencia entre izquierda y derecha, también venía una tabla con los principales medios de comunicación españoles clasificándolos según su ideología y con dos variables: economía y política.

También decía quién “está detrás” de estos medios o grupos mediáticos.

Luego, aquel pequeño documento recogía las tres formas en que cada medio defiende su doctrina:

1) seleccionando la información

2) manipulando dicha información mediante falacias lógicas

3) Inventando información. Las famosas fake news, que son los bulos de toda la vida.

Aquello me llevó a estudiar las falacias lógicas en los medios de comunicación, y comprobé que todos las cometen. Todos.

CONTRASTANDO, QUE ES GERUNDIO

Caí en la cuenta de que yo, hasta entonces, no había contrastado nada. Me había informado siempre en las mismas fuentes.

Estaba convencido y tenía clarísimo, desde hacía muchos años, quienes éramos los buenos y quienes eran malos.

Cada vez que me había llegado, por casualidad, alguna información que contradecía la doctrina creída y aceptada por mí, la descartaba en la seguridad de que era propaganda, mentiras y embustes de los malos.

Porque los míos, los buenos, estaban en el lado de la verdad, la honradez, los altos ideales, y nuestra superioridad moral era aplastante.

Y cuando, en alguna circunstancia, me llegaba algo negativo que era tan evidente que no podía negar, lo ponía en el apartado de “casos aislados, errores puntuales, daños colaterales, cosas inevitables” y cosas similares. Un apartado que era mejor olvidar o, al menos, no visitar muy a menudo. Ojos que no ven, corazón que no siente.

LAS DUDAS

Pero el virus de la inseguridad y la duda, ambas en sentido positivo, ya había empezado a recorrerme.

Mi enfermedad y la muerte de mi perro habían sido aldabonazos que habían hecho que tomara conciencia de que las cosas no son como uno quiere que sean, sino como son.

Recordé una frase que aprendí hace muchos años “Las cosas, si las entiendes, son como son. Y si no las entiendes, siguen siendo como son”.

Y yo ahora quería entender, quería saber cómo son de verdad, aunque esa verdad nunca sea absoluta, por supuesto.

LOS HUNOS Y LOS HOTROS

Entonces empecé a leer y a escuchar a los ”hunos” y a los “hotros” (creo que era Unamuno el que los definía así).

Y me sorprendí, maravillé, aluciné, indigné, con que los míos eran tan bellacos como los contrarios.

Que la superioridad moral era otra falacia. Vi que había noticias que no salían en unos sitios, pero sí salían en otros (selección de la información), vi que los titulares y contenidos de la misma noticia –cuando no podían evitar publicarla- eran tratadas casi siempre mediante falacias lógicas (manipulación) y vi, por fin, que las noticias falsas, inventadas, estaban en ambos lados.

Tenía que releer la historia, pero ahora diversificando y comprobando, hasta donde me era posible, lo que me llegaba.

Tengo muchos libros, presumo de ello, y de ser un lector consumado. Creo que libros en papel tengo más de 3.000 y en digital muchos más.

Pero siempre, en referencia a este tema que me ocupa ahora, había bebido de las mismas fuentes, ya que daba por hecho que las otras estaban contaminadas y eran venenosas.

Ahora tocaba lo contrario, ir a beber en las fuentes supuestamente contaminadas, pero ya advertido de que debía filtrar lo que bebía. O sea, buscar, contrastar, y finalmente aceptar o desechar.

Siendo consciente de que hay amplio margen para el error, claro.

RELEYENDO LA HISTORIA

Comprobé entonces que el mundo no era el que yo me había creído.

Que no había blanco y negro, sólo grises oscuros y grises claros. No había buenos y malos.

Y los míos ya no eran los míos, aunque tampoco eran los otros. No había cambiado de trinchera, era que me había quedado en la tierra de nadie, expuesto a las balas de unos y otros.

En esas estaba yo, en un proceso que había empezado el 1 de diciembre de 2013, el día que tuve que ir al hospital por primera vez y cuando llegó años después el golpe catalán.

Entonces todo aquello se acentuó, como le ha ocurrido a mucha gente. Y busqué, y me informé, del anterior golpe separatista de 1934, y me fui más atrás, al comienzo de la república, y luego a la guerra civil.

En fin, que mi mundo no es que fuera una farsa, porque tenía muchas verdades, pero también tenía muchos errores por mala interpretación, y también muchas mentiras por falsa información.

Y, como ya he dicho, resultó muy doloroso. Pasé todas esas fases de negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

YA ESTOY EN LA ACEPTACIÓN

Sigo siendo yo, mantengo mis ideas en cuanto a honradez, lealtad, fidelidad, amistad, familia… pero he cambiado mucho.

Ahora sé muchas cosas que antes no sabía y mis ojos ven los acontecimientos con otra mirada.

Por eso estuve mucho tiempo sin escribir ni dibujar en el blog. También estuve tentado de borrar muchas de las entradas que hay en él, porque si tuviera que hacerlas hoy, o no las haría o serían diferentes.

Luego pensé que no, cuando las hice fueron sinceras y honradas y, aunque hoy las considere equivocadas, forman parte de mí, de mi vida, y esa vida es la que me ha traído hasta aquí. No tenía que arrepentirme de nada.

Pero finalmente sí, las borré. Me daba rabia verlas. Me daba vergüenza ver mis dibujos o mis escritos afirmando cosas que ahora sabía que eran mentira o al revés. De modo que hice una purga estalinista y quité muchas cosas.

Y esto que estoy escribiendo ¿por qué lo hago? Estoy seguro de que mi blog no lo lee ni el Tato, además de que no tengo porqué justificarme con nadie, pero me apetece.

Creo que es un acto de coherencia con mis sentimientos, me sirve de catarsis, es una forma de reanudar mi actividad en el blog y, si algún lector desorientado y extraviado cae por aquí y advierte algún cambio en el tono de mi blog, puede entenderlo mejor si lee esto.

Como decía al principio, pero ahora al revés, soy el mismo pero he cambiado mucho.

LA INDEFENSIÓN APRENDIDA

Aunque no es este mi caso, esta editorial de Luis del Pino me gustó mucho y la recojo aquí, porque trata también sobre la supuesta superioridad moral de unos sobre otros.

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