La olla podrida es una receta española de, al menos el siglo XVI, cuyo nombre no hicieron famoso los españoles, claro que no, sino los franceses. La traducción literal es pot pourri. Y de ahí el famoso popurrí con que volvimos a adoptar aquello como si fuese foráneo.
La olla podrida es una mezcla de alimentos tanto vegetales como animales, sin límite ni orden, normalmente propia de invierno, dado lo calórica que resulta. Un famoso periodista español explicaba cómo había sido una olla podrida que comió con unos colegas en Madrid y sirva como ejemplo de lo que pueden sus ingredientes: base de manitas de cerdo, morros de ternera, nabos, zanahorias, vinagreta. Ocas, gallinas y patos, con escolta de frijoles blancos salteados en grasa de oca. Pierna de vaca y su riñonada, garbanzos y otras menudencias. Codillo, chorizos, tocino… con col para compensar. Faisán, perdices, palomas y codornices. Y el postre, claro, más el vino y los licores reglamentarios.
Lo que no se sabe con exactitud es la causa de llamar «podrida» a algo que normalmente lleva alimentos suculentos. Hay quienes piensan que, en ocasiones, al empezar la cocción, y dependiendo de los alimentos seleccionados, hacen que aquello no huela demasiado bien. No está claro el origen. Pero de podrida, nada.
Mi olla podrida
Ya se dan una idea de por qué se conoce como popurrí (insisto, españolización de lo que franceses tradujeron como pot pourri) una mezcla sin ton ni son de cosas que se cuecen juntas.
Yo tengo a veces dibujos, memes, que no sé dónde poner en el blog. O bien están fuera de tiempo, ya que el asunto que tocan pasó de moda, o bien no da para escribir nada, ya que sólo es un mero dibujo por capricho,…
En fin, que voy metiendo todo aquí, sin orden ni concierto, y hago mi propia olla podrida.
Florero mustio

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