Ofendiditos

Ofendiditos

Dice una famosa leyenda que, hace mucho tiempo, una ardilla podía viajar por España de los Pirineos a Gibraltar saltando de rama en rama, sin tocar el suelo.

Hoy no podría hacerlo con árboles, pero sí que podría saltando sobre las cabezas de los ofendidos.

No hay otro país que tenga mayor cantidad de ofendidos por metro cuadrado.

No tengo cifras estadísticas que lo digan; el dato me lo he inventado, como hacen los modernos comunicadores o creadores de opinión, pero me vale para seguir mi argumentación.

Hay gente se ofende por todo, absolutamente por todo.

ofendidito
Firma aquí, aquí, aquí y aquí…

Firma aquí, aquí, aquí y aquí…

¿De verdad son eficaces las recogidas de firmas para combatir las injusticias? Como no estoy seguro de su eficacia o ineficacia, por si acaso, siempre firmo casi todas las que me ofrecen.

Decía Borges que había firmado tantos de sus libros que si un día aparecía uno que no estuviese firmado iba a tener un gran valor.

Pues igual aparece un día una campaña en la que yo no he firmado y adquiere un gran valor. Al menos como curiosidad.

Firma aquí - El Ché - caricatura
Ahora, para ser revolucionario hay que abrir una recogida de firmas
¡El Chef vive!

¡El Chef vive!

Se acaba el verano. Vuelta al cole, vuelta de los anuncios de coleccionables, vuelta de tertulias insoportables en las teles, y vuelta de los chefs: másteres chefs, tops chefs, chefs sobre ruedas, chefs en barco, chefs por el mundo, chefs infantiles… si Ernesto Guevara aquel asesino insigne, resucitara, se dedicaría a la cocina y harían un programa revolucionario: ¡El Chef vive!

No tengo nada contra algunos de esos programas, salvo quizás el exceso e inundación que hay de ellos. Incluso he visto y veo alguno de ellos, en ocasiones porque me interesa aprender qué es la masa filo y otras veces porque, si no hay ninguna película que me guste y tras zapear por todas las TDTs intentando esquivar la basura, es lo menos malo que he encontrado.

Gracias a esos momentos en que descanso los ojos esforzados en los libros y los relajo en la caja tonta (¿se dice todavía así, ahora que son pantallas planas y no parecen cajas?) he aprendido a hacer milhojas y arroz con chorizo.

La globalización no es tan mala

La globalización no es tan mala

Se cayó el muro de Berlín, llegó la liberalización de los mercados, se pergeñó una nueva estructuración geopolítica, hubo una revolución de la información y la comunicación… y ¡ale hop! Llegó la globalización.

Hay mucha gente que está en contra de ella, pero ¿de verdad es tan mala? Lo que le pasa a esa gente es que son unos tristes y no saben ver el lado positivo de las cosas.

La globalización no es tan mala

Sí, es verdad que las empresas multinacionales tienen más poder cada día e imponen sus decisiones a los estados.

Pues eso es una oportunidad para usted ¿qué le impide crear una empresa multinacional que le dé más dinero y poder del que nunca soñó?

En cambio, un estado… ¿quién puede ahora crear un estado propio? Fíjese en el pobre Artur Mas cómo las está pasando de canutas para hacérselo.

O los escoceses, que no lo consiguieron, aunque ya están volviendo a intentarlo, claro. Como los de Quebec.

En riesgo de exclusión

En riesgo de exclusión

mas-pobres-que-las-ratas
El lenguaje, esa herramienta de dominio

En riesgo de exclusión… ¡Qué manera tan infame de jugar con las palabras y de cambiarlo todo para desposeerlo de fuerza y significado, para dejarlas vacías!

Riesgo es la posibilidad o proximidad de un daño, dice el diccionario. El que nada entre tiburones está en riesgo de que se lo coman. Cuando ya se lo han comido, el riesgo ya no existe, cojones. Es un hecho consumado.

¿Cómo es posible que tras 8 años de crisis (estafa) salvaje siga habiendo millones de personas «en riesgo de exclusión»? ¿Es que por las noches llega Batman y las rescata hasta la mañana siguiente?

¿Los que comen de lo que encuentran en la basura todavía no han sido excluidos y siguen en riesgo de que el excluidor que los excluya buen excluidor será?