Fray Jorge de Burgos va ganando

Fray Jorge de Burgos va ganando

Fray Jorge de Burgos va ganando. Hace unos años escribí en mi anterior blog una entrada sobre los ofendidos que no es que abundaban, sino inundaban, España. (Yo, como no soy de la neoizquierda hispanófoba, todavía digo España y no «este país»).

Por cierto, la expresión utilizada anteriormente, la leí por primera vez en el libro de la «Dedicatorias» de José Luis Coll, y se me quedó grabada. Decía «Al gilipollas, que no es que abunde, es que inunda«.

A aquella entrada, la llamé «Ofendiditos«, término que ahora empiezo a ver y oír en los medios con cierta frecuencia.

Mira que si fui yo el que creó tendencia con la palabreja y no lo sé… En fin, me importa un huevo -de gallina, claro, no se me ofendan, aunque, bueno, si se ofenden, me importa otro-, sigamos.

Pues eso, que los ofendiditos, que son casi equivalentes a los gilipollas, nos están inundando, nos van a ahogar en ese inmenso tsunami.

Un tsunami de hipocresía, fanatismo, ignorancia, falacia, mentira, impostura, felonía, fariseísmo y un etcétera no muy largo ya, porque se me van agotando los sinónimos.

Fray Jorge de Burgos
Hoy le llevo flores a «Buche»

Hoy le llevo flores a «Buche»

A medida que van introduciéndose palabras nuevas (a veces de mala manera) en nuestra lengua, otras van desapareciendo.

Me da pena, porque algunas son muy bonitas.

De modo que voy a hacer un pequeño cementerio en mi blog, y les iré llevando flores. Así no desaparecerán del todo, mientras que hayamos algunos locos que las recuerden.

Me cansa mucho esto

Me cansa mucho esto

Me cansa mucho esto.

Me cansa la estupidez humana.

Me cansan los que no son capaces de leer más de 140 caracteres en twitter, y además no entienden lo que leen.

Me cansan los que le dan a «Me gusta» sin haber leído el artículo que hay enlazado a él y sin saber su contenido.

Me cansa la superficialidad de los que prefieren no saber, no oír, no ver.

Me cansan los que se ofenden porque hagas visible algo desagradable que está pasando, pero no se ofenden porque esté pasando, sino porque tú lo manifiestes.

Me cansa tanta hipocresía.

Y me cansan las exigencias

Y sobre todo me cansa los que, después de todo eso, te exijan las fuentes de donde obtienes la información.

¡Qué cansancio, Dios mío!