Traigo hoy a mi particular camposanto otra palabra que ya no se encuentra en ninguna conversación: ENGORRARSE.
De esta no queda en vigor ninguna de sus dos acepciones: ni quedarse colgado de un gancho ni entrar algo en la carne, como una espina o púa, y que cueste mucho sacarla.
Un ejemplo salvaje de engorrarse serían los anzuelos o las banderillas de los toros.
Sin embargo, nos queda el consuelo que dos hijas o nietas, han sobrevivido: engorro y engorroso, como sinónimo de algo complicado y de lo que cuesta desembarazarse.
Engorrarse tiene palabras hermanas ya fenecidas, como buche o jarrear, de este mismo blog.