Como dije en algún sitio, hay ocasiones en que dibujo por dibujar, porque sí, porque me hace evadirme de la realidad.
Dibujo sin propósito alguno, cosas propias o cosas copiadas de alguien que me gusta imitar.
Cada uno de esos dibujos quedaba olvidado en algún cajón digital. He preferido colgarlos de mi blog, porque sí, porque me apetece, pero no tienen objetivo.
Lo poco que lee la gente
La mar de marranos
No creo en el cambio climático. Soy también negacionista para eso. Pero la contaminación sí que que es un grave problema y somos la mar de marranos.
Este dibujo está inspirado en otro de Derek, aunque el suyo era mucho más positivo.
El hábito no hace al mónguer
Cualquier día ya no estaré aquí
Un día cualquiera la diñaré como un conejo. No sé si de forma natural o inducida por alguna vacuna forzosa, por algún protocolo hospitalario destinado a reducir el número de pensionistas o qué se yo.
El caso es que ya nadie alimentará este blog. Nadie tiene mis claves, a nadie le importa lo que hago, nadie pagará las facturas del servidor y, antes o después, desaparecerá todo esto, «como lágrimas en la lluvia», creo que decía el replicante en Blade Runner.
Mientras que eso ocurre, seguiré dibujando, cuando la artritis me lo permita, y los seguiré colgando aquí.
Y luego, todo eso «se perderá en el tiempo, como lágrimas en la lluvia y será… hora de morir.»
Florero mustio
Este florero está realmente mustio. Sale caro y cada día más mustio. ¿Andandará?
Mascarilladictos
La mascarilla deja de ser obligatoria en interiores. Menudo disgusto para los adictos.
Sólo Dios lo sabe
Cuando empecé a dibujar a este señor no era yo. Luego, fui cambiando cosas y terminó por ser un casi autorretrato. Casi.
¿Ha vuelto racializado?
Vi una foto del actor de una nueva serie de Netflix y no pude evitar verlo en un sello de correos.
Forges fake y la agenda 2030
Forges apócrifo. O fake, como se dice ahora.
El suicidio de Montesquieu
Cuando Montesquieu se enteró de lo de Dolores Delgado, resucitó sólo para poder suicidarse.
No es de nadie, dijo la payasa
Carmen Calvo: «el dinero público no es de nadie»