Fangoman es el superhéroe del fango. Disfruta en él como un cerdo en una charca.
Aunque, claro, como dicen que todos vemos reflejado en los demás aquello que llevamos dentro, Fangoman ve el fango en sus adversarios y se pasa la vida hablando de él, del fango de los otros.
Pocos personajes públicos en nuestra historia reciente o lejana han mentido tanto como él. Aunque él y sus palanganeros dicen que no son mentiras, sino «cambios de opinión».
No todo el mundo tiene una página web dedicada a sus mentiras, a su fango. Él sí.
Allá donde huela a dinero, allá donde apeste a corrupción, se presenta Fangoman.
Pero no hay peligro con la justicia. Si alguno de su trama cae en las redes de algún juez honrado (que dicen que los hay), Fangoman tiene superpoderes, pondrá en marcha la máquina del fango con los medios de comunicación, tertulianos, verificadores y demás, y rescatarán al soldado Ryan.
Pero, si, por desgracia para él, y es sentenciado, luego vendrán las amnistías, indultos y «borrados» de sentencias, como las de los EREs de Andalucía y se hará un lavado, centrifugado y secado.
Fangoman siempre sale a flote. La mierda flota.
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