Bipolar. Ahora todo el mundo es bipolar.
Es algo que está de moda y que algunos lucen como un título honorífico en sus bios de twitter o facebook.
Es un nombre nuevo para una enfermedad vieja, la de estar pirao.
Pero como eso es demasiado amplio, se refiere concretamente al maníaco depresivo, que oscila entre estados de alegría y tristeza, es decir, pasar de un extremo al otro, de ahí lo de los dos polos, o bipolar.

Pero ya digo, es un problema tan viejo como el mundo, aunque a todo hay que ir cambiándole los nombres y ponerle algo nuevo.
Así queda más chic, o guay, o esnob, o moderno, o in, o qué sé yo qué.
Hace mucho tiempo que me desconecté de los cambios de nombre a las cosas.
Concretamente desde que las matemáticas, la geografía, o la historia dejaron de llamarse de este modo y empezaron a llamarse ciencias sociales y cosas así de ambiguas.
Por no cambiar, sigo llamando Pryca al supermercado donde compro aunque luego se llamó Carrefour y luego Eroski.
Dicen que es posible que ahora pase a ser Alcampo. Me da igual, lo voy seguir llamando Pryca. Tengo mis neuronas demasiado cansadas para darles más trabajo estéril.
Quizás es que soy un poco bipolar. O algo así.
Trastornos del comportamiento.