¿De verdad son eficaces las recogidas de firmas para combatir las injusticias? Como no estoy seguro de su eficacia o ineficacia, por si acaso, siempre firmo casi todas las que me ofrecen.
Decía Borges que había firmado tantos de sus libros que si un día aparecía uno que no estuviese firmado iba a tener un gran valor.
Pues igual aparece un día una campaña en la que yo no he firmado y adquiere un gran valor. Al menos como curiosidad.
Se acaba el verano. Vuelta al cole, vuelta de los anuncios de coleccionables, vuelta de tertulias insoportables en las teles, y vuelta de los chefs: másteres chefs, tops chefs, chefs sobre ruedas, chefs en barco, chefs por el mundo, chefs infantiles… si Ernesto Guevara aquel asesino insigne, resucitara, se dedicaría a la cocina y harían un programa revolucionario: ¡El Chef vive!
No tengo nada contra algunos de esos programas, salvo quizás el exceso e inundación que hay de ellos. Incluso he visto y veo alguno de ellos, en ocasiones porque me interesa aprender qué es la masa filo y otras veces porque, si no hay ninguna película que me guste y tras zapear por todas las TDTs intentando esquivar la basura, es lo menos malo que he encontrado.
Gracias a esos momentos en que descanso los ojos esforzados en los libros y los relajo en la caja tonta (¿se dice todavía así, ahora que son pantallas planas y no parecen cajas?) he aprendido a hacer milhojas y arroz con chorizo.