La libreta negra

Tengo una libreta negra, pero no tengo secretos para ella. Y digo esto porque hace ya un tiempo, el que fue presidente del gobierno José María Aznar, tenía una famosa libreta azul, de la que mucho hablaba la prensa. Decían que en ella escribía «cosas» en las que luego se basaba para tomar decisiones, ya fuesen cambios de ministros o vaya usted a saber, porque nunca se supo, hasta ahora.

Mi libreta es mucho más divertida. O no. Cada vez que se me ocurre cualquier estupidez, broma o chirigota, la escribo en ella, porque luego no me acuerdo de cual era la bobada.

Creo que va siendo hora de publicar el contenido de mi libreta negra porque, si no, ¿para qué escribirla? Como son muchas las idioteces que se me ocurren (soy un idiota muy prolífico) tendré que hacerlo en dos o tres partes. Vamos con una.

Primera hoja de la libreta negra

Mirando a la izquierda y a planetas lejanos, siempre me pregunto: si hay vida inteligente ahí ¿por qué nunca se manifiesta?

Los que siempre van con pies de plomo son los buzos.

Freud le tenía terror a los helechos. Y luego tenía los santos cojones de decirle a la gente que estaba loca.

Las mariposas tienen el sentido del gusto en las patas. Y mi cuñado en el culo.

Trabajar es divertido; yo puedo pasar horas mirando a los obreros.

Conozco a gente que no da el callo ni en el podólogo.

El que dijo que todo está en movimiento no fue Heráclito ni Platón. Fue Parkinson.

Hay una forma infalible para saber si un político miente: mirarle los labios. Si los está moviendo, está mintiendo.

Reflexión política en la libreta negra

Segunda hoja de la libreta negra

El polvo doméstico es una de las principales causas de alergia. Claro que podría ser una leyenda urbana promovida por los puticlubs.

Aclaración: “el que no corre, vuela” es un refrán; no una amenaza terrorista.

He ido al siquiatra de la Seguridad Social por mis complejos y me ha dicho que para Edipo lo mejor es un buen susto.

No todos los hombres tienen un huevo más pequeño que el otro. Hay quienes lo tienen más grande.

Vale, soy un Don Nadie. Pero Nadie es perfecto.

El hábito no hace al monger.

Una pirámide invertida… ¿es una opción, una enfermedad o puro vicio?

Al Este que le den.

Refranes de la libreta negra
Sitio hay también para los refranes reciclados

Third page of the black notebook

Si en el restaurante pides la carta de los caldos y te dicen que sólo Avecrem, de muchos tenedores no es.

De lo que escriban sobre algunos sólo me interesa su epitafio.

El yijadista Al Zeimer fue expulsado la tercera vez que se olvidó de poner la bomba.

El colmo de un hijo natural es que sea por inseminación artificial.

Para evitar la corrupción en los políticos propongo el embalsamamiento preventivo.

Conozco a muchos seres que parecen decencia ficción.

Hay boxeadores que pelean a bazo partido.

Todas las soluciones que proponen en elecciones son las mimas. Paga y vámonos.

El toque enológico de la libreta negra

Cuarta hoja

La carga que llevan algunos se mide como la de los neumáticos: por bares.

Cuando hay sequía lo que hay que hacer no es rogar, cojones, es regar.

El águila calzada siempre es pareja de un macho de gran vigor sexual, no de un aguilucho.

Estoy casi convencido de que cada político lleva una persona dentro.

Algo habría hecho aquel colchón cuando necesitaba guardaespaldas.

No es por vicio. Hay tíos que ven porno porque no tienen otra erección.

En cuestión de postres soy melonmano.

No nos engañemos, si algunos cantantes líricos son bajos es porque no dan la talla.

Esto es la voz de la experiencia

No hay quinta hoja mala

A mí la ropa de fantasía siempre me queda fantástica.

En todos corpus cuecen habeas.

El verdadero héroe de algunas obras literarias es el lector que las aguanta. Por ejemplo, yo fui el héroe de «El pintor de batallas»

¿Sólido, blanco y translúcido?  No es para ti.  Es parafina.

Stieg Larsson, Ken Follet, Pérez-Reverte… pues yo prefiero Cervantes, que tampoco era manco.

Como buena oveja, me vendo al mejor pastor.

La misma película, vista en La 2, tiene mucha más calidad que vista en la sobremesa de Antena 3.

Si hay que salvar a Europa se salva, pero salvarla para que luego la Agenda 2030 la destroce, es tontería. (Leónidas, en Las Termópilas)

Consejos. Haberlos, haylos también. Es una libreta negra muy completa

La sexta, pero no la que adoctrina en la tele, sino la sexta página

La fe moverá montañas, pero ni todos los lamas juntos han conseguido sacar al Tibet de China.

Para garantizar que se dejan la piel cada temporada, algunos equipos de fútbol ficharán serpientes.

El pentotal sádico es un suero de la verdad con mala leche.

Detenidos el dueño y un trabajador de una empresa por atracar bancos. Siguen sin detener ningún banco por atracar empresas.

¡Hay que ver cuánto se ahorra uno de pensar con un oportuno “etcétera”!

Yo ya prefiero los hijoputas por conocer a los hijoputas conocidos.

Los informativos, tras ser regados de millones por el gobierno, en lugar de presentadores tienen representadores.

A una fuente intermitente de agua caliente algunos la llaman géiser, yo la llamo mi ducha.

Aquí hay que poner algo, parece.
Consejos políticos de la libreta negra

Séptima cláusula, digo página

Si se multiplican números primos, el resultado suele llegar con retraso.

A veces se deja de ser leal oposición y se empieza a ser cómplice necesario.

A donde fueres, roba lo que vieres.

Cuando Aladino encuentra la lámpara, lo que sigue es genial.

¡Lo que se rieron en la farmacia cuando la mujer de Nostradamus compró el Predictor…!

Si un policía pega ¿es porque se lo pide el cuerpo?

Cuando un fantasma es muy pesado estamos hablando de un ectoplasta.

«Joder, macho, aquí no hay ni dios» (Adán, antes de lo de la costilla)

El camino de Santiago. También.
Hasta con la religión se atreve la libretita

La siquiatría es el único trabajo en el que el cliente nunca tiene la razón.

Cuanto más cerca está el porvenir, peor pinta tiene.

“Y sin embargo…¡se mueve!” (octogenario tras tomar la viagra)

La vejez es un problema que aumenta día a día.

La modestia es la virtud de los que no tenemos otras.

No hay forma más fácil de engañar a un tonto que diciéndole que no lo es.

A veces creo que hay vida similar a la nuestra en otros planetas. Son los días que me levanto pesimista.

Siempre acude el frío a la poca ropa.

Continuará…

Feliz Navidad

A mi, hasta hace poco, me gustaba escri ir y mandar tarjetas navideñas. Ya desde pequeño.

Era un ritual ir a buscar las de Ferrándiz, las preferidas mías (y de tanta gente), pero que no fueran caras, porque no había perras. Habían de ser pequeñitas.

Luego estaba la espera, a ver cuándo llegaba el cartero, y qué traía. Porque si me gustaba enviarlas, también me hacía ilusión recibirlas.

Fueron pasando los años y yo escribía más, pero recibía menos. Me gustaba tanto eso de las tarjetas navideñas que llegué a devolverle el cumplido a las grandes empresas que me felicitaban a mí.

Soy gilipollas

Y sí, ya sé que soy gilipollas, pero no por lo que piensas, astuto lector. Ya sé que a las empresas le importamos un comino. También que no hay una persona detrás. Por supuesto que sé que soy un simple registro más en una base de datos automatizada.

Está claro que no hay NADIE detrás de la tarjeta que recibo. Simplemente son estrategias de mercado y no tienen nada que ver con el famoso «espíritu navideño». Soy gilipollas, pero no porque ignore todo eso.

Soy gilipollas porque creía en la magia y pensaba que mi tarjeta, la que yo enviaba, quizás le llegaba a alguien, ahora sí, a una persona de carne y hueso. Quizás una secretaria de dirección, o un encargado del correo, qué se yo. Y le alegraba el día. Ya digo, gilipollas.

Y dejando a un lado a las grandes empresas, luego estaban los particulares: familia, amigos, conocidos, etc. Esos también fueron dejando de escribir tarjetas. «Es que yo prefiero llamar por teléfono» decían. Sí, y ahorrarte el trabajo de comprar una tarjeta, escribirla, ponerle un sello y llevarla al buzón.

Pero yo, gilipollas inpertérrito, seguía escribiendo y enviando tarjetas navideñas. Aunque no me respondieran.

Llega el whatsapp

Y luego llegó el puto whatsapp, esa aplicación supuestamente gratuita, que la gente utiliza para todo. Para saludarse, para dar el pésame, para felicitar una boda, para enviar fotos del bebé, los planos de la casa, y alguno habrá intentado calentarse la leche del desayuno desplazando al microondas, pero aún no tiene potencia suficiente.

El whatsapp, esa aplicación con la que Mark Zuckerberg trafica con nuestros datos, nos espía y sabe de nosotros más que nosotros mismo.

Y empezaron los memes, esos dibujitos o animaciones simpáticos, que se utilizan para todo. Hay un meme ¡qué digo uno, cientos! para cada ocasión y cada circunstancia. Tienen un éxito indescriptible, arrasan. Evitan pensar, redactar y escribir. Ya no hace falta saber ortografía, y caligrafía ni te cuento. Incluso hay memes con sus faltas de ortografía y todo, son completísimos.

Los memes se han impuesto para sustituir a todo, incluidas las felicitaciones navideñas. Y su efecto atractivo es tal que hay gente que, cuando le llega alguno especialmente exitoso, para atribuirse un éxito que no es suyo, ya que se limita al botón «reenviar», busca entre sus contactos gente a la que lleva meses o años sin hablar ni relacionarse para poder enviárselo.

2021, fin de las tarjetas navideñas

Yo, este año de 2021, porque soy más viejo y más cascarrabias, o porque estoy más decepcionado, o porque Neptuno está a punto de salir de Piscis, vayas usted a saber, ¡por fin! he decidido no escribir tarjetas navideñas.

Tengo alguna en blanco, preparada para responder a alguien, si es que de motu proprio decide felicitarme. La educación y cortesía no las puedo perder, eso es otra cosa distinta.

Pero a los que sí que voy a responder, por whatsapp, claro, es a esos que en estas fechas, sólo en estas fechas, se acuerdan de mí para enviarme el meme de moda. Y además lo voy a hacer con otro meme, por supuesto, pero hecho por mí, no que me lo den prefabricado. Y lo iré cambiando cada año. El de la Navidad de 2021 es este. Y ya he empezado a utilizarlo.

Feliz Navidad, cabrones
Mi meme navideño 2021

Por cierto, a todo aquel que lea esto… ¡Feliz Navidad!

Una curiosidad

¿Se ha dado cuenta alguien de que whatsapp mucha gente lo escribe con mayúscula pero Dios lo escribe con minúscula? Será que las religiones están cambiando.