Vive en un vertedero, que es donde está tomada la foto, con zoom, porque es un rey desconfiado (es un gato feral) y no se fía de los humanos y hace bien.
Si la foto la hubiese tomado enfocando un poco más abajo, el paisaje habría sido menos bonito: basura, desechos, detritos. Pero de eso precisamente se alimenta y vive; por eso es el rey de aquel entorno. Y eso me recordó un soneto de Francisco Luis Bernárdez que dice:
Si para recobrar lo recobrado Debí perder primero lo perdido, Si para conseguir lo conseguido Tuve que soportar lo soportado,
Si para estar ahora enamorado Fue menester haber estado herido, Tengo por bien sufrido lo sufrido, Tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado Que no se goza bien de lo gozado Sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido Que lo que el árbol tiene de florido Vive de lo que tiene sepultado.
Lo de “sonreír como un gato de Cheshire” es una expresión inglesa que equivale a reír o sonreír enseñando dientes y encías.
Los aficionados a la literatura infantil lo asocian inmediatamente a Lewis Carroll (su verdadero nombre era Charles Lutwidge Dogson), autor de Alicia en el País de las Maravillas, en donde aparece el famoso gato de Cheshire, con su enigmática sonrisa y entablando charlas casi filosóficas con Alicia.
Esto es sabido por casi todo el mundo. Y también una gran parte de lectores atribuyen a Lewis Carroll la creación de dicho personaje y la frase, pero en eso están equivocados.
Una sonrisa famosa, como la de la Gioconda
Sonreír como un gato de Cheshire ya era de uso común en la sociedad inglesa bastante antes de que naciese Carroll.
De hecho, este nació en 1.832 y la frase ya aparece en una especie de guía de proverbios publicada en 1.788.
En cuanto al gato en sí, hay una gran cantidad de teorías sobre su origen, y en alguna de ellas parece que se inspiró Lewis Carroll.
Por ejemplo, en la localidad de Cheshire había unos típicos quesos con la forma de un gato sonriendo y era costumbre el ir comiéndolos de forma que lo último que quedaba era la boca y la sonrisa.
Queso del gato de Cheshire
Eso explicaría perfectamente la actividad del gato en el libro de Alicia, que iba desapareciendo hasta verse únicamente su enigmática sonrisa.
Lo que falta saber es quién fue antes, si el libro o los quesitos de Cheshire.
Otra opción es que Carroll se inspirase en una escultura en la torre de St Wilfrids Church, en Warrington, en el condado de Cheshire.
También podría haberse inspirado en una gárgola con esa apariencia en St Nicolas Church, en Cranleigh, donde su padre fue rector.
Esta es la gárgola de St. Nicholas Parish Church. Reconozcamos que se parece.
O bien en la iglesia de St Peter, donde también su padre ejerció de rector entre 1843 y 1868.
Por último, también en la localidad de Cheshire hay o hubo el dibujo de un león para el escudo de armas de un noble, que fue tan mal dibujado por el artista, que parecía más un gato que un león.
La coña marinera de los habitantes hizo famoso aquel león como “el gato de Cheshire”.
Quién sabe dónde se inspiró Lewis Carroll para su famoso gato pero, fuese donde fuese, no quita ni un ápice de mérito a la genial obra de “Alicia en el País de las Maravillas” y su segunda parte “A través del espejo”.