De vikingos y cuernos

Las relaciones tradicionales o folclóricas de los vikingos con los cuernos son muy estrechas, pero, de las dos principales que hay, una es falsa y la otra no está muy claro que sea cierta.

La primera es la de la presencia de cuernos en los cascos. Esa es completamente falsa.

Nunca llevaron cuernos en sus cascos y yelmos. Está totalmente comprobado por los útiles encontrados en enterramientos y otros restos excavados.

Ni un solo caso vikingo llevaba cuernos. Entonces ¿de dónde viene esa creencia?

Vikingos-y-cuernos

Inicialmente, allá por 1820, August Malmström, pintor sueco, ilustró el poema épico Frithiof’s Saga y, para dar mayor ferocidad y agresividad a aquellos terribles guerreros del norte, añadió cuernos a sus cascos.

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666 El número de la bestia

666 El número de la bestia. Lo has oído y lo has dicho, seguro.

¿Padeces de trihexafobia?

Quizás sí, y no lo sabes. Ese nombre tan raro, trihexafobia, en realidad lo es aún más, ya que la palabra real, completita, es hexacosioihexekontahexafobia.

Sirve para designar el problema que tienen (o tenéis) aquellos que padecen de un miedo insuperable e irracional, o sea, fobia, al número 666. 

En realidad, aquí es todo muy raro, no solo la palabreja. Veámoslo poco a poco.

Si uno dice en cualquier conversación cotidiana “seiscientos sesenta y seis” pronto habrá cerca algún informado que dirá “¡el número de la bestia!”, (o el del diablo, o del anticristo…)

Y si su información es de luxe, además sabrá que así aparece citado en la Biblia, más específicamente en el Apocalipsis, 13:18, cuando dice: “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.

Ya está. Todo claro ¿no?

el numero de la bestia

No está todo tan claro

Pues no. Para unos es la marca de la bestia pero, para otros, es la marca del nombre de la bestia.

O sea, que ese número representa el nombre de alguien. Entonces ¿quién es la bestia?

Aquí es donde la historia se complica. La biblia se escribió, se supone, en hebreo, pero la versión más antigua que se conoce es una traducción en griego.

Para hacerlo más complicado, el hebreo no tiene vocales, y ni el hebreo ni el griego tenían números, sino que sus letras también eran números.

Por ejemplo, la primera griega, la alpha, esa que quieren ser todos los machos, incluidos algunos políticos populistas, es también el número 1.

Y para terminar de «arreglarlo» todo, los números romanos también son letras, aunque eso vendrá después.

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¿Era Napoleón muy bajito?

Seguro que ha leído más de una vez que Napoleón era bajito, en el mejor de los casos, o incluso un enano en otros.

Y hasta puede que lo haya visto, porque así es como lo dibujan, o lo dibujamos. Pero ¿era en realidad así?

napoleon

No te creas. Porque no, no era bajito. Tampoco es que fuera muy alto. Medía 1,68 metros, lo que, para aquella época, era una estatura que estaba bastante bien.

Incluso medía 4 centímetros más que su gran enemigo inglés, el Duque de Wellington, pero… ¿por qué entonces ha pasado a la tradición popular como alguien muy pequeñito?

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El vudú, sin alfileres

Eres capaz de identificar un muñequito vudú en cuanto le ves los alfileres ¿verdad?

Los muñecos vudú no llevan alfileres.
¿Muñeco vudú? No te lo creas.

No te creas que es vudú si el muñeco está hecho un acerico.

Los houngan, que serían los equivalentes a los brujos occidentales no pinchan con alfileres los objetos de sus “maldiciones”. Esa es una costumbre europea que parece que introdujeron las brujas en la Edad Media cuando querían dañar a alguien.

La literatura y el cine ha hecho el resto.

Walt Disney no dibujó a Mickey Mouse

Esta es una de las mentiras que más me dolió saber, porque se me caía un mito de mi infancia.

No te creas que Walt Disney fue el creador material de ninguno de sus personajes. De hecho, dicen que no sabía dibujar.

Por ejemplo, Mickey Mouse, el ratón emblema del imperio Disney, ahora se sabe que fue una creación del dibujante Ub Iwerks.

Ub Iwerks dibujando a su famoso ratón

Aquí hay una mayor información.  Y aquí también.

En realidad, creo que el mérito de Walt Disney es enorme y supo crear un auténtico mundo de magia. Hace falta mucho talento y voluntad para ello.

Pero, como a mí me gusta dibujar y siempre lo imaginé dibujando aquellos personajes que formaban parte de mi infancia, cuando supe que él no los dibujaba, fue un pequeño gran golpe.

Ya está superado y Walt ha vuelto al pedestal en donde lo tenía.