España tiene el honor de ser líder en cosas buenas, como en la donación de órganos, por ejemplo.
Pero también tiene el triste título de ser la primera nación europea en abandono de animales.
Y además, con distancia al segundo clasificado de esta negra lista.
No creo que sea casualidad el que seamos el país que tiene como «fiesta nacional» el terrible espectáculo de torturar y matar a un magnífico animal como es un toro.
Los niños (en general) por naturaleza son compasivos y cariñosos con los animales.
Pero si desde pequeños se les educa en que los animales son cosas a nuestro servicio, para comerlos, para divertirnos con ellos y con su sufrimiento, difícilmente desarrollarán la empatía y la compasión a lo largo de su vida.
Por supuesto que hay que establecer sanciones, chips controladores, etc. para castigar a los que abandonan a los animales, pero si todo está basado en la represión y el castigo, no funcionará plenamente.
Primero hay que educar y formar en el no-maltrato. Basta de espectáculos con animales, ni corridas de toros, ni toros embolados, ni circos con animales ni ninguna otra actividad que suponga el sufrimiento de un ser que siente.