La falacia del hombre de paja

La falacia del hombre de paja

Hace pocos días publiqué una entrada en que hablaba, entre otras cosas, de las falacias.

Hay muchas, muchísimas, y están estudiadas desde hace siglos. Una de ellas, muy utilizada, es la falacia del «hombre de paja«, llamada también «del espantapájaros» o «ignoratio elenchi». La mayoría tienen nombres en latín, dada su antigüedad.

La falacia del espantapájaros
El hombre de paja

Cada falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es. En el ejemplo, el pobre espantapájaros está para espantar a los pajaritos que arruinan las cosechas, pero su adversario «interpreta» esa acción contra todo lo que vuele, como la aeronáutica y, por extensión, incluso a los avances de la humanidad.

Se utilizan continuamente por todos, a veces involuntariamente y, la mayoría de las ocasiones, con toda intención. Los auténticos especialistas son los periodistas y los políticos; es decir, la gente que más miente por sistema o como medio de vida.

Los progres están fatal

Los progres están fatal

Los progres están fatal, es imposible sorber y soplar a la vez por la pajita, pero esta ideología de baratillo que se ha ido implantando lleva a eso, a defender una cosa y la contraria y, claro, son carne de psiquiatra.

Los progres están fatal
Por la mañana en contra, a mediodía a favor, de noche al psiquiatra.

Por la mañana claman contra los curas pederastas y el velo que la iglesia ha echado sobre ello en la mayoría de los casos (y yo me sumo a ese clamor). Pero al mediodía hablan algunos de la «sexualidad intergeneracional», que es como se dice en jerga progre la pedofilia/pederastia. Es algo que, como tantas otras cosas, nos va llegando poco a poco, para que vaya calando y la sociedad lo vea como algo normal, siguiendo las teorías de Gramsci.

Claro, por la noche, la cabeza explota y hay que ir al psiquiatra a intentar poner en orden ese caos. Lo dicho, los progres están fatal.