Stalin y las gallinas

Stalin y las gallinas ¿de qué va esto? Hace unos días volvía en mi coche del hospital, de pasar unas de las ITV anuales que me tocan, y vi en una pared en el barrio de Santa Lucía, una pintada con la cara de Mao Zedong y firmada por «Iniciativa Comunista».

Ya no me asombro de que haya gente tan ignorante que siga venerando a los mayores asesinos de la historia de la humanidad. Sólo me indigno.

Y esa adoración a Mao, el criminal político número uno (en cuanto a número de víctimas, 73 millones) me hizo recordar los elogios y admiraciones al número dos (28 millones), Stalin.

Stalin, caricatura
Stalin, el asesino número 2 del ranking.

También hace poco vi colgados en la Universidad y Ayuntamiento de Valencia unos carteles «En defensa de Stalin». ¿Cómo es posible eso? Lo de siempre: los medios, que hasta reciben premios Pulitzer por su manipulación y la «enseñanza». La armas preferidas de Gramsci («Tomen la educación y la cultura, y el resto se dará por añadidura»).

Vergüenza

DESESTALINIZACIÓN

Fue tal la iniquidad de aquel monstruo que incluso lo soviéticos (¡los soviéticos!) iniciaron la «desestalinización» del país en cuanto murió.

De Stalin hay información y documentación más que suficiente para hacerse una idea de lo genocida que era, al nivel de otros igual de malnacidos que él. Hace años era corriente la equiparación de tipejos como Hitler y Stalin. Hoy, sin embargo, el primero está en el infierno -merecidamente- y el otro ha sido elevado por una gran parte de la sociedad ignara a los cielos marxistas.

Un ejemplo de humor de antaño. Hoy impensable en la prensa basura humorística actual como El Jueves o Mongolia.

ENCUENTRO
– La escoria de la tierra, creo.
– El asesino sangriento de los trabajadores, supongo.

Las gallinas estalinistas

Vamos ahora con Stalin y las gallinas. O los gallinas. Como decía antes, hay toneladas de información sobre la naturaleza del comunismo en general y del estalinismo en particular. Aquí, que es un blog modestito, me voy a limitar a relatar una anécdota real, no fábula ni mito, sobre este pajarraco.

En una ocasión, estando reunido con sus colaboradores, Stalin pidió que le trajesen una gallina viva.

Con una mano la sujetó por el cuello y con la otra la fue desplumando, entre los alaridos de dolor del ave y los ojos asombrados de sus secuaces comunistas.

Stalin y la gallina desplumada.
Las gallinas estalinistas, desplumadas y agradecidas.

Cuando la hubo desplumado por completo, la puso en el suelo, se alejó de ella y empezó a arrojar
puñaditos de trigo. Los comunistas vieron, maravillados, cómo la gallina, sangrando y dolorida, corría detrás de Stalin mientras este le iba arrojando trigo alrededor de la estancia.

Luego, el dictador comunista les dijo: “Así de fácil es gobernar a los necios. Ya vieron cómo me persiguió el estúpido animal pese al dolor que le causé. Así son la mayoría de los pueblos, que siguen a sus dirigentes pese al mal que les causen, a cambio de recibir alguna baratija o algo de alimento para uno o dos días”.

Los dirigentes comunistas aprendieron la lección. Las gallinas, no. Todavía hoy siguen corriendo detrás del trigo, o de las paguitas.

La megalomía llevada a lo máximo

Todos los tiranos en la historia del mundo han sentido el deseo irrefrenable de divinizarse y ser admirados y adorados por sus contemporáneos y generaciones futuras. Ya fuese la antigua Grecia, Egipto, Roma, China, etc. la historia se ha repetido.

Pero es en el siglo XX cuando fascistas, nazis y comunistas, llegan al cénit del culto a la personalidad. Hay ejemplos para aburrir con Mussolini, Hitler y otros, pero como nos estamos ocupando aquí del «padrecito», como lo llamaban los comunistas, centrémonos en él.

Nadie le llamaba por su nombre de pila Iósif (eso podía salir caro), sino como Stalin, su apodo revolucionario, algo parecido a «hecho de acero» u «hombre de acero». Como Superman, vamos.

Los lameculos demostraron tener una mente tan fértil como ridícula a la hora de ponerle sobrenombres rimbombantes:

  • Líder y Maestro de los Trabajadores del Mundo.
  • Titán de la Revolución Mundial.
  • Gran Arquitecto del Comunismo.
  • Jardinero de la Felicidad Humana.
  • Discípulo Predilecto del Camarada Lenin.
  • Padre de los Pueblos.
  • Brillante Genio de la Humanidad.
  • Corifeo de la Ciencia.
  • Sabio Timonel.
  • Amigo Benevolente de Todos los Niños.

Y los miembros de esta secta, porque no se me ocurre llamarles de otro modo, se reían del dictador Franco porque lo llamaban Caudillo. Lo de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio.

¿Han oído ustedes hablar de El Ferrol del Caudillo y algún otro pueblo así? Claro, que cosas tengo. Antes existían. Bueno, pues todo eso era de risa al lado de la geografía soviética estalinista; pasen y vean.

La ciudad más grande y famosa fue Stalingrado. Pero hubo otras: Stalinsk en Siberia, Staliniri en Osetia del Sur y Stalinogorsk, en las orillas del rio Don. Imeni Stalina en Armenia, Stalinisi en su república natal, Georgia; Stalinabad en Tajikistán, Stalino en Ucrania.

Fuera de la Unión Soviética, pero dentro del orbe comunista también hubo culto al Padrecito de los Pueblos con ciudades a su nombre: Orasul Stalin en Rumanía, Qyteti Stalin en Albania. Sztalinvaros en Hungría. Stalinogrod en Polonia y Stalinstadt en la Alemania Comunista, chistosamente llamada «democrática».

Parques en la ciudades, picos en las cordilleras, calles en cualquier aldea, estatuas en cualquier plazuela, murales en cualquier pared… se llenaron de Stalin. Y en cuanto a la fotografía, de eso hay para escribir un tratado entero.

La manipulación de fotos para quitar y poner (sobre todo quitar) a los purgados y caídos en desgracia, y en los tiempos en que no existía el Photoshop, es para manuales de fotografía.

Con esto, ya he tenido suficiente para desahogarme tras ver al camarada Mao en la pared. A lo mejor un día hablo de él, más que nada por aliviar mi indignación, ya que este blog lo leen cuatro gatos, si es que llegan.

Lenin, el carnicero del Volga

Lenin es un tipo que, históricamente hablando, tiene suerte. Tiene suerte de que, aun siendo un genocida, se le considere un gran hombre y un referente de la lucha obrera.

Y tiene, además, la suerte de que, cuando se hace un «ranking» de genocidas, como ya hay un comunista soviético que mató más que él -también tuvo más tiempo- y que tiene peor prensa, Stalin, se olvidan de Lenin, cuando, en realidad, debería hacer podio o, como mínimo, diploma olímpico.

Ránking de dictadores

Un ejemplo en el siguiente gráfico, muy bueno y de autor desconocido para mí, recogiendo los 10 primeros genocidas de la historia reciente:

Ranking de los 10 «grandes», pero con una notable ausencia: Lenin

En el citado gráfico está el gran líder indiscutible Mao, con sus 78 millones; le sigue Stalin con 23; a continuación el más famoso de todos y que se pone de ejemplo siempre aunque sólo es medalla de bronce: Hitler con 17 millones de víctimas; en cuarto lugar está el gran olvidado, Leopoldo de Bélgica con los 15 millones que exterminó en el Congo y en 5 lugar debería estar Lenin, que asesinó a unos 8 millones, pero ni aparece.

¿Por qué? Bueno, fue el líder de esa «gloriosa» revolución bolchevique que todavía hoy siguen idealizando y gorificando y, además, ya está en la lista Stalin, y con un genocida comunista ruso, ¿para qué poner otro? Ya se ha cumplido.

Lenin, el dictador, golpista y genocida, glorificado 100 años después.

Sin embargo, este post no está destinado a recoger las «hazañas» políticas de aquel asesino insigne. Si alguien está interesado en conocerlas, les recomiendo este excelente artículo, bien documentado: Lenin: números, datos e imágenes de los crímenes del primer dictador comunista El título ya nos pone en contexto.

Pero, como decía antes, yo quería centrarme en el aspecto más personal del dictador comunista, su vida particular. Para ver cuánto de ejemplo personal debería ser para sus admiradores, que se cuentan por cientos de millares por todo el globo.

Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, nació el 22 de abril de 1870 en la ciudad de Simbirsk. En 1924, en su honor, esta ciudad se renombró como Ulyanovsk. Está situada en las orillas de los ríos Volga y Sviyaga, a casi 1.000 km de Moscú.

Lenin significa «el que pertenece al río Lena», y el motivo del apodo lo ignoro, ya que el río Lena está en Siberia, a mucha distancia de su lugar de origen. Quizas se deba al tiempo que estuvo exiliado en Siberia, pero es ya mera elucubración mía, no tengo datos.

Primeros años

Tuvo 5 hermanos, de los cuales, el mayor fue ahorcado por terrorista. Su posición económica era acomodada y estudió derecho en la Universidad de Kazán (algo prohibitivo para los humildes proletarios) aunque fue expulsado por su conducta conflictiva. Terminó estudiando por correspondencia, se le permitió presentarse por libre y se graduó.

En 1885 se marchó a recorrer Europa y reunirse con revolucionarios comunistas. Esa vida fácil la realizó con la pensión de su madre y, cuando se le terminó, la obligó a vender la vivienda familiar para continuar sus viajes y para poder comprar libros, ya que era un lector voraz. Al menos no empleaba el dinero familiar en borracheras, como su maestro Carlos Marx.

Toda esta información está publicada, cartas, diarios, etc. y no es fruto de la invención de un iluminado. La caída de la Unión Soviética, con su glasnot y perestroika, desclasificaron mucha documentación que permitió conocer mejor el mundo comunista, aunque ahora vuelven a echarle tierra encima con leyes de memoria histérica que buscan ensalzar de nuevo el comunismo.

A la cárcel

Sigamos. Lenin fue detenido por la temible policía zarista, la Ojrana, y fueron su madre y su hermana las que se encargaron de enviarle de todo a la cárcel para que no le faltase de nada. Lenin siempre estuvo rodeado de mujeres que le cuidaron. En sus cartas les pide a su madre y hermana que no le envíen tanta comida y ropa porque no tiene donde ponerlas. Se deduce que no estuvo muy falto en aquel trance.

En 1897 es deportado a Siberia, como se citó antes. Un año después, 1898, se casa por una ceremonia religiosa, igual que su admirado Marx. Además, escribe «El desarrollo del capitalismo en Rusia».

Aunque su matrimonio fracasó en lo amoroso, no así en lo económico, ya que su esposa tomó el relevo a su madre y su hermana y continuó manteniéndolo. En eso de vivir de los demás, como buen rojo, ya dio muestras desde el principio.

Otra vez a Europa

De deportado en Siberia pasó a exiliado en Suiza y después se convirtió en el líder de los marxistas rusos en Europa. Se marchó después a París y, con cuarenta añitos, recurrió de nuevo a su madre para que le pagara el alquiler del piso. Igual que Marx, de trabajar, nada; de hacer la revolución, lo que le pidieras.

Tuvo una amante que se fue a vivir con él, junto con la esposa, que seguía acompañándole. La moralidad superior de la izquierda. Se declaraba «feminista» mientra explotaba a su madre, hermana, amante, esposa… y mientras que de la liberación sexual de la mujer decía que era una «vida anormal e hipertrofiada por la moral burguesa» y no le echó la culpa a Franco porque no lo conocía.

Decía que las mujeres no podían aspirar a una liberación sexual debido a que no contaban con conocimientos profundos y variados sobre el tema. El sexo, como el coñac Soberano, era cosa de hombres.

Cambios en Rusia hacia la democracia

El zar Nicolás II creó la Duma, el parlamento ruso, aunque no fuera ese su deseo, sino las circunstancias de descontento en la población. Rusia pasó a ser una monarquía parlamentaria (más o menos).

En la primera revolución rusa, que fue en febrero de 1917, no la famosa de octubre de los bolcheviques, el zar termina abdicando y pasa todo el poder a la Duma. Rusia se convierte en una democracia naciente, presidida por el socialista Kerenski y se encarga de organizar unas elecciones democráticas. Mientras tanto, el bueno de Vladimir seguía por Europa dando tumbos, en la cual se estaba desarrollando la I Guerra Mundial.

En esa guerra estaban enfrentados (entre otros muchos) Alemania y Rusia. Una forma de eliminar o debilitar a un enemigo era hacer que tuviese problemas internos. De modo que el Kaiser alemán le paga a Lenin para que vuelva a Rusia y la desestabilice por dentro; eso liberaría a Alemania de enviar tropas al frente ruso y las dedicaría a otros frentes.

Lenin, el carnicero del Volga.
Lenin, el carnicero del Volga

Primer golpe de estado

De modo que suben a Lenin y sus partidarios en un tren, cerrado, sin que pueda apearse de él, y lo mandan a Rusia. Allí ya no manda el zar, aunque ahora digan que Lenin eliminó el zarismo, hay una democracia naciente, y Lenin organiza el PRIMER golpe de estado contra el socialista Kerensky en julio de 1917.

El golpe fracasa y Lenin tiene que exiliarse de nuevo. Esta vez es en Finlandia.

Segundo golpe de estado

Regresa Lenin de incógnito y organiza un SEGUNDO golpe de estado contra el gobierno de Kerensky, es octubre de 1917. Es entonces cuando se produce el famoso asalto al Palacio de Invierno, que fue residencia del zar, pero ya no había zar. Hacía ahora las veces de Parlamento o sede del gobierno. Esta «toma» del Palacio de Invierno, glosada por la propaganda comunista como una gesta fue, en realidad, algo muy cómico y ridículo.

Estaba defendido por un batallón de mujeres ciclistas y por cadetes. Y no fue «tomado», porque no pudieron. Negociaron con aquellos exiguos defensores y consiguieron que los dejasen entrar. Esa heroica gesta fijada en el imaginario colectivo comunista mundial acabó en borrachera. Asaltaron las bodegas del palacio y se bebieron todos lo vinos que encontraron. A algunos, quizás aún les dura la resaca, y han pasado 104 años.

Tercer y último golpe de estado

Cuando llegó al poder, nuestro bueno de Lenin, lo primero que hizo fue crear la Checa y cerrar todos los periódicos. Permitió que se celebraran las elecciones constituyentes que ya había previsto el gobierno depuesto por el golpe, para dar una apariencia de legalidad, pero a pesar de que estaban convencidos de ganar esas elecciones, el pueblo ruso no los quería y los bolcheviques perdieron y fueron el tercer partido en número de escaños. Ganó Kerensky (237) mientras que Lenin ovtuvo 138.

En vista de los resultados, Lenin dio el TERCER golpe de estado, se hizo con el poder sin límites y disolvió el parlamento. No volvieron a haber elecciones jamás, hasta después de la caída de la URSS.

Este es el ejemplo de hombre que nos venden en la actualidad como defensor de las libertades:

«Usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla, incitaremos el odio de clases, destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El Estado será DIOS»