Mascarillas en la playa

Nuestro queridísimo gobierno ha dictaminado ahora una nueva ley por la que estamos obligados a llevar mascarilla aunque estemos en un lugar apartado y en soledad, ya sea en medio del desierto o en la cima del Everest.

Si fuese por cuestiones de salud o prevención esto sería inútil y absurdo, pero se trata de adiestramiento y obediencia, igual que hacen (o hacían) los domadores en los circos.

Hay que decirle a los bichejos quién es el amo y acostumbrarlos a obedecer. Un collar, un bozal, una mascarilla… todo eso ayuda.

El caso es que las mascarillas ya son obligatorias en las playas. Y como sigue estando autorizado el topless y el nudismo, nos podemos encontrar cosas tan estrambóticas como esta.

Divide et impera

La fórmula «divide et impera» o «divide et regina», conocida en español como «divide y vencerás», es antiquísima y de origen dudoso, se atribuye generalmente a Julio César, aunque no está claro.

De lo que no hay duda es de que funciona a la perfección siempre. Se viene haciendo desde la antigüedad, con resultados siempre brillantes.

Distanciamiento social.

Las medidas de «distanciamiento social» que se aplican hay quien cree que se refieren a distancia física, y no. Se trata de distanciar (dividir) para imperar (gobernar). El gobierno mundial al que aspiran las élites es distanciar hombre de mujeres, blancos de negros, heteros de homos, etc. etc.

Y lo están consiguiendo. Ahora crean odios y recelos entre los que llevan bozal y los que no. Ahora, el gobierno el superprogre Trudeau aconseja mascarilla hasta para follar. Da igual que la mascarilla no proteja del bicho, como ya advirtió su creador. Da igual porque el bozal es para dominar a la gente, nada más. Llegará el día en que se denuncien los amantes entre sí a la policía. Al tiempo.

Divide y vencerás.