Hace muchos años, se lanzó al mercado un perfume nuevo que se llamaba Farala. No sé si aún existe. La canción publicitaria (jingle le llaman) tuvo mucho éxito y decía
«Tenemos chica nueva en la oficina, se llama Farala y es divina»
Hoy, en el barrio tenemos un globalista nuevo, y se llama Vox.
Santiago Abascal se suma al globalismo, a Soros, a la agenda 2030 y a lo que haga falta.
Las primeras sospechas de Vox para sus simpatizantes surgieron con la plandemia y su actitud titubeante ante las vacunas obligatorias, los pasaportes Covid, etc. Daban pasitos a un lado, al otro…
VOX, por medio de su diputado, el Dr. Steegman, promocionó los nuevos, ineficaces, y carísimos medicamentos experimentales de la Big Pharma.
No nombraron nunca, y ocultaron a las baratas, eficaces y curativas 100% en tratamiento temprano Hidroxicloroquina e Ivermectina.
«Diferencias» de la actitud de Vox respecto a los otros partidos
Junto a los demás partidos de izquierdas, derechas e independentistas, fueron partícipes de la muerte por omisión de casi 100.000 españoles indefensos y ancianos que fueron asesinados por la élite globalista, por la Big Pharma y por sus colaboracionistas títeres.
Además, impidieron que se investigara lo currido en las residencias.
DUDAS DESPEJADAS
Este señor (cuyo nombre no recuerdo ahora mismo) lo explica y resume muy bien.
Vox se quita definitivamente la careta
Y para los que quieran una explicación más detallada de la vergüeza vivida en el parlamento español, Don César Vidal es un maestro exponiéndolo:
Los medios de manipulación masiva, los mismos que nos engañan cada día con todo, los mismos que nos insultan a los que pensamos distinto, los mismos que cambian de versión según le pagan los poderosos, los mismos que han llevado al matadero a millones de personas.
Esos que en Somalia se llamaban La Radio de las Mil Colinas para lanzar a hutus contra tutsis y fueron responsanbles de masacres guiadas por el odio, esos que ocultaron las matanzas de Stalin, esos que… bueno, no quiero cansar. Esos medios han decidido por nosotros, una vez más, quienes son los buenos y quienes los malos. Ahora en Ucrania.
Putin, el malo
Y han decidido que Putin es malo malísimo, y que el nazi Zelentsky es bueno buenísimo. Han decidido que ¡todos con Ucrania! Han decidido ¡No a la invasión! Han comenzado a recoger dinero a través de los millones de ONG que irán a parar a vaya usted a saber qué bolsillos. Pero mire, yo no estoy con Ucrania.
No hay forma de conectarte a alguna red y que no te salga un anuncio de apoyo a Ucrania. Y como se te ocurra comentar algo sobre los laboratorios de armas biológicas existentes en Ucrania (creo que eran 26) te aparecerá un verificador de la verdad diciendo que es falso. Pero mire, yo no estoy con Ucrania.
Pues yo no estoy con Ucrania
La hipocresía de esta gente no tiene límites.
Esas redes sociales que se ocupan tanto de censurar la violencia, el racismo y todas esas maldades del hombre blanco heterosexual, esas redes sociales que han censurado la canción «Esos ojitos negros» del Dúo Dinámico, por decir ¡negros! (a quién se le ocurre, por Dior). Esas redes, digo, han decidido permitir mensajes de odio, violencia y muerte contra Putin y los rusos.
No estoy con los nazis
Yo no soy amigo o simpatizante de Putin, y creo que tiene muchos muertos en sus armarios. Pero eso no significa que sus adversarios no los tengan, y mucho más repugnantes que él. Como es el caso de los nazis.
Cuando Putin dijo que iba a desnazificar el este de Ucrania, los ignorantes se echaron a reír, como poco. Y sí, hay nazis para dar y vender en Ucrania. Y no desde ahora, sino desde hace muchas décadas.
Cuando uno desea informarse, encuentra los datos. Pero si prefiere atontarse con la televisión, allá él.
A continuación incluyo dos artículos del gran analista Fernando del Pino Calvo Sotelo, que sirve para ponerse en situación del porqué lo que está ocurriendo en Ucrania.
Y como sé que hay muchas personas a las que les cansa leer (¡válgame Dios!) Don César Vidal se lo explica en este enlace. Y sólo hay que escuchar, más fácil imposible.
Donde César no da una, sino casi cincuenta razones por las que no apoya a los nazis de Ucrania.
Escúchelo, por favor, e infórmese. Luego, apoye a quien le dé la gana.
Si le parece que la información de D. César Vidal es sesgada por ser de ideología de derechas, escuche la voz de la izquierda, la de Cubainformación TV y verá que es lo mismo:
O escuche a la periodista Lara Logan, de CBS y de Fox News.
Pues nada, lo dicho, aunque en la televisión salga el rotulito de «Todos con Ucrania», que no, que yo no.
Si novedad en el frente. A Putin, sea bueno o malo, había que darle, al menos, el Premio Nobel de Medicina. Le dieron el de la Paz a Obama con muchos menos méritos.
Ha conseguido, en dos semanas, lo que no consiguió la OMS y todos su expertos plandémicos del mundo mundial en dos años: sacar al puto virus de las televisiones.
¡Fuera bicho!
Ahora toca guerra
La guerra está de moda. Mejor dicho, la guerra de Ucrania. O aún mejor dicho, la guerra que empezó en Ucrania hace unos días, porque en Ucrania ya había guerra desde hace ocho años, pero esa no importaba.
Y tampoco importaban ni importan las otras muchas que hay por el mundo:
Hay en Afganistan, donde los talibanes reconquistaron el poder en 2021 y EEUU salió cagando leches y haciendo el ridículo tras 20 años.
En Yemen hay una y bien gorda, muy cruenta y con intervención y bombardeos de otros países. Pero… ¡bah! eso no interesa a los informativos.
La de Israel y Palestina ya forma parte del paisaje y ni la vemos.
Las hay de mayor o menor envergadura, intermitentes, enquistadas, parciales, de todos los tipos y colores. Está el caballo rojo del Apocalipsis, el que representa la guerra (hay que leer más la Biblia aunque sea por culturilla) en muchos lugares del planeta. A saber:
Etiopía, Mali, Níger, Burkina Faso, Congo, Mozambique, Myanmar (antes llamada Birmania), Haití… y alguna habrá que se me escape. Pero de pronto… de pronto… ¡Zas!
¡No a la guerra!
Se llenan los televisores de mensajes de «No a la guerra», hasta en las retransmisiones de los partidos de fútbol, los opinólogos que antes sabían todo del Covid, ahora llenan las tertulias televisivas y radiofónicas con sus expertas opiniones sobre la guerra… de Ucrania. Sólo la de Ucrania.
Hasta en los periódicos digitales deportivos locales, que no saben ubicar Ucrania en el mapa, y menos van a saber su historia y el origen del conflicto, ponen su «banner» de «No a la Guerra». Para quedar bien y no vaya a ser que los señalen.
Luego, los mensajes de «no a la guerra», van cambiando a «no a la invasión» para que vaya quedando claro quién es el bueno: el pobre gobierno ucraniano que ha estado masacrando 8 años a las provincias del Donbáss, y el malo, que es ese señor malvado, llamado Putin, que los medios de manipulación presentaron como socio de Donald Trump, para intentar dañar a ambos.
Luego ya va saliendo a la luz la trama, urdida por Clinton y sus secucaces, pero da igual.
El caso es que, con sus luces y sus sombras, Putin tiene que ser presentado como el malo. Y a ello se han puesto los medios de manipulación, como hicieron con la plandemia. El que hable bien de Putin se la carga.
Creo que es en Checoslovaquia donde se castigará con cárcel o multas (no recuerdo ahora) a quien apoye a Putin en las redes sociales. Los verificadores de la verdad ya se han puesto en marcha.
Un gran analista, el coronel Pedro Baños, ya ha dicho que a quien opine diferente sobre la guerra de Ucrania, lo «aplastarán». Y en esa misma intervención dice que es la única vez que va a hablar por la cuenta que le trae. La censura está aquí, pero luego vetan a RT y Sputnik, las agencias rusas, porque manipulan:
¿Por qué pasa esto?
Para entender el mundo hace falta, primero, saber historia. Lo que ocurre hoy suele tener sus raíces mucho más atrás. Meses, décadas, siglos, eras…
Segundo, hace falta investigar, no creerse nada de nadie a priori y buscar. Luego, después de recabar información, y después de digerirla, llegar a una conclusión PROPIA. Que puede estar equivocada, por supuesto, pero que es nuestra opinión, y no la que nos han insertado en el cerebro desde la tele. Igualito que con la plandemia.
Pero todo esto es laborioso, por supuesto. Hay que dedicarle esfuerzos, horas, y dejar de ver la telebasura que, al igual que la comida basura, es nociva pero… ¡es tan rápida y tan cómoda!.
A base de memes y mensajitos de Whatsapp pedimos estar a oscuras media hora, tal día y desde tal hasta tal hora, para que se joda Putin y sepa que no nos interesa su gas y podemos pasar sin energía. ¡Qué infantilismo el de esta civilización!
Si se quiere conocer con un poco de seriedad los orígenes de este conflicto, se puede empezar por leer el gran artículo de Fernando del Pino Calvo Sotelo, un informador independiente, aquí.
Si novedad en el frente
Resumiendo. Aunque en el conflicto de Ucrania, y en todos los demás, se siguen produciendo novedades, en la guerra de los medios de manipulación contra la población, no hay novedad en el frente. Todo sigue igual:
Unos medios corruptos, apesebrados, untados y envilecidos enviando consignas y propaganda, que no información, a una gran masa aborregada y lanar, que no es capaz de pensar por sí misma.
Y si mañana les dicen que hay ponerse una vacuna para parar la guerra de Ucrania ¡se la pondrán! ¡Vaya que si se la pondrán!
Esto, de momento es un meme. Ya veremos dentro de un tiempo.