Algunos misterios de la Gran Pirámide

Algunos misterios de la Gran Pirámide

Algunos misterios de la Gran Pirámide

Hace unos días hice, en otro de mis blogs, un post sobre Micerinos, faraón de Cartagena.

Eso me recordó una especie de artículo que publiqué en una revista loca de Cartagena, hace mucho tiempo, sobre la pirámide de Keops y sus muchos misterios. Lo busqué entre mis apuntes polvorientos y lo encontré. Aquí está.

La cábala de piedra

Se dice que la cábala estaba constituida por la suma del saber recibido por tradición. Por lo tanto, partiendo de este supuesto, cábala podría ser cualquier obra humana en que ese saber esté cifrado.

Algunos afirman que la gran pirámide de Gizeh llamada de Keops (o Kufú) por haberse enterrado allí este faraón (cosa que no está muy clara, ya que no se ha podido probar que nunca se haya enterrado a nadie en ella) este faraón, es una verdadera cábala de piedra que, lejos de haber sido construida para servir de tumba a un rey, lo fue para perpetuar el saber recibido y transmitirlo a las generaciones venideras que supieran leerlo.

El extraño cúmulo de curiosas coincidencias que se han descubierto entre las medidas de esa pirámide y las que rigen el movimiento de la Tierra establece una perfecta relación entre la aritmética y la geometría y entre ambas y la astronomía y parece que tienden a confirmar dichas hipótesis.

La pirámide de Keops, como todas las famosas, se halla en la ribera izquierda del Nilo y es la más septentrional. Está situada exactamente en la base del delta de este río.

Se considera según  algunos, que dicho monumento fue edificado durante el reinado de Keops o Kufú, rey de la IV dinastía, o sea, entre 3.000 y 2.500 años antes J.C.

Se supone que Melquisedec o Enoc fueron los arquitectos que trazaron los planos. Según la tradición egipcia, uno de sus nietos, llamado Sisithros llevó el plano a Egipto.

Una de las 7 maravillas del mundo

Así serían (supuestamente) las 7 maravillas del mundo antiguo

Los antiguos, con razón justificada, consideraban la gran pirámide como una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Por su altura, cercana a los 150 mts., y su base de más de 5 hectáreas no es, realmente, comparable a ningún edificio levantado por manos humanas, y aun hoy se asombran los arquitectos y los ingenieros modernos al pensar en los medios empleados para acumular tal montaña de piedras.

Keops
Pirámide de Keops o Kufú

Dice Herodoto que se emplearon diez años en construir la calzada por donde debían arrastrarse las piedras; este camino tiene 925 metros de largo por 19 de ancho y 15 de alto en su mayor elevación.

Es de piedras pulidas y está ornamentado con figuras de animales. Las piedras conducidas, ya labradas, eran enormes: algunas tenían cerca de diez metros de longitud.

Hay un bloque de granito en el templo funerario que precede a la pirámide de Kefrén, que tiene más de 170 metros cúbicos y sobrepasa los 470.000 kilogramos.

Las piedras están ajustadas con tal precisión que puede pasarse la hoja de un cortaplumas por su superficie sin descubrir las fisuras que las separan, aun cuando no estén unidas con mortero.

Según afirmó uno de los principales empresarios de canteras de los EEUU, no se poseía ninguna maquina suficientemente perfeccionada para obtener dos superficies de diez metros de longitud y encajar sus bordes tan perfectamente como lo están las piedras de la pirámide de Keops.

El arquitecto de este monumento, quien quiera que fuese, lo hizo construir pensando en una obra duradera. Y consiguió su propósito.

Porque esta antigua mole conservó durante siglos un revestimiento de piedras de colores diversos tan hábilmente aglutinadas que se hubiera creído que se trataba de un solo bloque de piedra, desde la base hasta la cúspide.

Pirámide de Keops
Así se vería la Pirámide de Keops – Reconstrucción de National Geographic

Y no se alteró su superficie hasta después de la conquista árabe. Además el conjunto de la pirámide, constituida por 203 hileras de piedras, pesa alrededor de seis millones de toneladas. Es decir que se necesitarían 6.000 locomotoras, tirando cada una de mil toneladas para transportarla.

Y, por otra parte, la riqueza actual de Egipto sería insuficiente para pagar a los obreros encargados de demolerla.

La época exacta de su construcción  

Los misterios de la Gran Pirámide son muchos, veamos algunos más.

En su propia estructura, la gran pirámide indica la época exacta de su construcción. Está construida de tal forma que sus lados se orientan hacia los cuatro puntos cardinales. De modo que el reflejo de las sombras acusaran con una exactitud cronométrica los puntos esenciales del año solar. Da las fechas precisas de los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de verano e invierno.

Además, sumando las diagonales de la base, aparece una cifra en pulgadas piramidales.

Esa es, precisamente, el número de años que se requiere para que los equinoccios vuelvan a la misma posición y tengan lugar sobre el mismo punto.

Este milenario monumento fue construido de tal manera que el eje de una de sus galerías recogiera la luz de la estrella polar de aquella época.

Sirio, la estrella más brillante del hemisferio Norte, al llegar al final de su órbita, dejaría caer sus rayos perpendicularmente sobre su cara meridional.

Mientras que el eje del otro corredor recogía la luz de las Pléyades, y así ambas galerías permitían que los rayos de estos astros bañasen la faz del faraón que, supuestamente, estaba enterrado en la cámara.

12.000 años antes de Cristo la estrella polar fue Vega, el hermoso sol de la Lira. Volverá a serlo dentro de otros 13.000 años, ya que dicho honor va cambiando por los movimientos de la tierra, concretamente el de precesión. Se sabe que en aquel remoto entonces la calidad de polar pertenecía a una estrella de la constelación del Dragón.

En la constelación de la Lira
Vega

La coincidencia de dichas estrellas en el meridiano de la pirámide, al parecer solo ha podido tener efecto hace unos 4.000 años,

La disposición u orientación dada a las galerías mencionadas, indica por sí misma la época en que fue construido el monumento de Keops.

Y parece que un estudio reciente de los objetos hallados en el interior, han permitido comprobar que, en efecto, es así.

Un meridiano natural perfecto

Los sabios de la expedición de Napoleón Bonaparte decidieron efectuar la triangulación de Egipto.

La pirámide de Keops les sirvió de punto de partida de un meridiano central que tomaron como origen de todas las latitudes de la región.

Comprobaron que las diagonales prolongadas del monumento encerraban el delta en su desembocadura. Además el meridiano, es decir, la línea Norte-Sur, que pasaba por el vértice o cúspide, dividía el delta en dos partes exactamente iguales. Pero aún hay algo más.

Si dividimos la Tierra en arcos de un grado, advertiremos que la pirámide de Keops se halla enclavada en una línea que separa en dos partes absolutamente iguales las tierras que pueden ser habitadas por el hombre.

Esto hace de esta construcción el meridiano natural e ideal de la población terrestre y que responde a todas las necesidades.

En efecto el meridiano de la Gran Pirámide es el que atraviesa un máximo de continentes y un mínimo de mares.

Además, es exclusivamente oceánico a partir del estrecho de Bering, con la circunstancia ya aludida de que la extensión de las tierras habitadas al este y el oeste, son dos superficies rigurosamente iguales.

Extraordinario.

El monograma del cristianismo

Otro detalle extraordinario que sorprendió a los arqueólogos, es que la Gran pirámide se encuentra a igual distancia del Polo Norte que del Centro de la Tierra.

Las distancias desde el polo y del ecuador hasta la pirámide, forman mediante los ejes de la Tierra el antiguo monograma redentor del cristianismo.

Esto me parece a mí un poco traído por los pelos pero, bueno, está en algunas teorías y apuntes, y yo lo recojo. 

El problema de la cuadratura del círculo

Todo el mundo ha oído hablar de la cuadratura del círculo, que aún buscan algunos matemáticos. Pues el problema es insoluble.

Se trata de, dado un círculo cualquiera, trazar por medio de la regla y el compás un cuadrado de superficie equivalente. Expresado en términos vulgares, «cuadrar un círculo» o «encontrar su cuadratura».

Ahora bien, la solución de este problema depende de calcular la superficie del círculo, sabiendo que el valor de su circunferencia está en relación con el diámetro.

Ya se ha dicho que la cuadratura del círculo es imposible; pero puede admitirse como el valor más aproximado de la razón de la circunferencia al diámetro: 3,14159265 y, prácticamente, 3,1416.

Pues bien: el perímetro de los lados de la Gran Pirámide tiene el mismo radio en relación a la altura como el radio de la circunferencia lo tiene a la del círculo.

Esas proporciones que ofrecen la unidad de medida que facilita la constante Pi, que resuelve el problema geométrico de la cuadratura del círculo, buscada siglos.

(La letra griega «pi», equivalente a la P, ha sido adoptada para designar la razón constante de la circunferencia al diámetro, porque es la inicial de “periferia”, que significa en griego circunferencia.

Veamos la correspondiente comprobación. Sumando los cuatro lados de la base del monumento cuyo solar fue primitivamente de 232,805 metros obtenemos para el perímetro 931,22 metros; es decir: 4 x 232,805 = 931,22.

Si dividimos ahora la longitud del perímetro por dos veces la altura de la pirámide, que era en la época de su construcción de 148,208  encontraremos el valor de Pi:

931,22 / (2×148,208) = 3,1416

Revelaciones geodésicas:

La Gran Pirámide sigue aportando misterios. Proporciona también unidades de medidas basadas en la Naturaleza. Sabemos que los egipcios contaban las longitudes por pulgadas y codos.

Pero había dos sistemas de medidas, las medidas ordinarias para el pueblo, y las medidas sagradas empleadas únicamente por los sacerdotes.

Ahora bien: el codo sagrado, que se le designa frecuentemente con el nombre de codo piramidal, fue el que emplearon los constructores del monumento.

Pero resulta que el codo piramidal es, exactamente, la diezmillonésima parte del radio polar de la Tierra, lo que da una unidad de medida de matemática precisión para todas las latitudes, cosa que no ocurre con nuestro metro moderno.

En efecto, el codo sagrado estaba dividido en 25 pulgadas piramidales.

Y la pulgada piramidal es, sensiblemente, la misma que la pulgada inglesa, toda vez que 999 de estas hacen 1.000 de aquellas.

Lo que nos da para la pulgada piramidal 25,4264 mm., y para el codo piramidal o sagrado 25,4264 X 25 = 0,63566O m.

Por tanto, el codo sagrado que sirvió a los arquitectos egipcios en la construcción de la pirámide de Keops equivalía, pues, a 635,660 mm, asombrosa coincidencia.

Multiplicando este codo por 10.000.000 aparece la cifra de 6.356.600 metros, que es el valor que la ciencia actual asigna a la longitud del radio polar.

Pero todavía hay más coincidencias, y no menos sorprendentes.

Si multiplicamos la longitud de la antecámara que precede a la cámara del Rey, después de haber evaluado las pulgadas piramidales por 3,1416, nos da como resultado 365,242.

Es es el número de los días que fija exactamente la duración del año, que ni los griegos ni los romanos supieron calcular.

Y por si esto fuera poco, hallamos la duración del año bisiesto en cada lado de la base del monumento, expresada en codos piramidales o sagrados.

Además, la Gran Pirámide representa una medida proporcional del peso de nuestro mundo.

Calculado el volumen de la pirámide y multiplicado por 2,06 densidad media de las piedras que la forman, resulta que las tres primeras cifras que se obtienen nos proporcionan la densidad del planeta que habitamos, que es de 5,52.

Y tomando por base (como unidad de peso) un codo público que tenga la densidad media 6 de la Tierra, hallamos que el peso del monumento de Keops sería el peso total del globo terrestre en la razón de 1 a 10 elevado a la 15 potencia o 1 a 10 elevado a la 35 Potencia.

Revelaciones astronómicas:

Más misterios de la Gran Pirámide. He aquí otras extrañas y no menos sensacionales coincidencias. Si multiplicamos por un millón la altura de la Gran Pirámide, obtendremos la distancia que media entre la Tierra y el Sol.

Multiplicando la pulgada piramidal por cien mil millones se encuentra la longitud del recorrido que hace la órbita de la Tierra en torno al Sol.

Pero todavía hay más: si La pirámide de Keops es un exponente de las proporciones geométricas que rigen la mecánica celeste. Si expresamos en codos piramidales el arco descrito por el lobo terrestre en 24 horas aparece un múltiplo de 3,1416.

Levantando un cuadrado sobre su altura vertical, ese cuadrado sería exactamente igual a la superficie de cada una de las caras triangulares del mismo. Y contendría todos los elementos geométricos que entran en la mecánica celeste.

Los dioses llegados de las estrellas

¿Cómo lograron los sabios de tan lejanos tiempos conocer todos esos datos? ¿De qué medios dispondrían o disponían para escrutar las profundidades del cielo?

La leyenda de Isis y Osiris, dice que esta pareja de hermanos, unidos en matrimonio divino, descendió a Egipto en una especie de nave celestial, para educar a los primitivos pobladores del valle del Nilo.

En 1.955, el egiptólogo Walter Byron Emery dio, en el Metropolitan Museum de Nueva York, un comunicado que apasionó al mundo científico.

Se relacionaba con el gran enigma que aún se cierne sobre los acontecimientos que señalaron la primitiva civilización del antiguo Egipto.

Después de treinta años de estudios y excavaciones en los lugares que vieron aparecer al primer faraón, los investigadores descubrieron pruebas.

¿Pruebas de qué? Evidencias que permiten suponer que los sacerdotes egipcios conocían los secretos atómicos cinco mil años antes de que los sabios modernos los descubriesen.

Byron creyó posible demostrar que no existía ningún indicio de hombres civilizados hace alrededor de seis mil años.

Luego, sin transición aparente, el antiguo habitante de las cavernas se dedicó a construir palacios asombrosamente artísticos.

Súbitamente, se encontró en posesión de una técnica y de útiles perfeccionados que le permitieron trabajar la piedra, la madera, el cuero, el marfil, el oro e incluso hacer trabajos textiles.

¿De dónde llegó esa extraordinaria ciencia? Después de haber comprobado que nada la precedía ni la explicaba, el eminente sabio dijo: «Todo sucedió como si los salvajes habitantes del valle del Nilo hubieran recibido un buen día, la visita de algunos instructores sobrenaturales llegados de otro mundo».

Y una nota muy personal para finalizar

Estos apuntes hoy puede que estén desfasados, o superados. Y, sobre todo, son archiconocidos porque hay decenas de publicaciones gráficas, programas de radio y de televisión, blogs, foros, etc. dedicados «al misterio», que ya es un objeto de consumo más.

Para mí, sin embargo, son unos recuerdos entrañables de cuando los aficionados al misterio, a «lo raro», éramos unos pocos chiflados que nos reuníamos casi de forma clandestina, y nos pasábamos apuntes escritos a mano o a máquina.

No había ordenadores, ni internet, ni correos electrónicos, ni teléfonos móviles. Todo era manual. Los apuntes de este artículo, que no es original, me los pasó un ser misterioso (no, no era extraterrestre, ni un ángel, ni maestro ni nada parecido); era simplemente un muchacho mayor que yo, que entonces era un adolescente, yo tendría unos 15 años. Llegó un día al local donde nos reuníamos, un bajo propiedad de la iglesia, charló un rato con nosotros, y luego me pasó un buen taco de apuntes escritos a máquina, originales, en folios y hojas de libreta.

Entre aquellos papeles estaban los referentes a esto sobre la Gran Pirámide. Nunca volví a ver a aquel hombre. 

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