A veces tiene uno la suerte de encontrar en sus paseos fotográficos colores complementarios.
El otro día me ocurrió, había margaritas y, detrás, espliego.
Fue un regalo para la vista y para la cámara. No siempre pasan cosas así.
A veces tiene uno la suerte de encontrar en sus paseos fotográficos colores complementarios.
El otro día me ocurrió, había margaritas y, detrás, espliego.
Fue un regalo para la vista y para la cámara. No siempre pasan cosas así.