Ahora se le conoce generalmente como Poinsettia, aunque en mi tierra, Cartagena, siempre se le había llamado Flor de Pascua. Y en otros sitios se le conoce como Flor de Navidad. Todo es correcto y, sobre todo, Euphorbia Pulcherrima, que es su denominación científica.
Como me gusta mucho la Navidad (lo he dicho cien veces en otras tantas entradas de mis blogs, soy muy pesado, lo sé), tengo un par de poinsettias que viven conmigo todo el año.
Y parece que estas plantas, venidas de América, y que los aztecas utilizaban para hacer ofrendas a sus dioses -supongo que como sucedáneo, cuando no tuvieran un corazón palpitante que arrancar del pecho a sus víctimas, que era lo que de verdad les chiflaba- llevasen toda la vida con nosotros y que siempre hubiesen unidas a la Navidad. Pues no.
Resulta que un señor estadounidense, llamado Joel Roberts Poinsett, botánico y otras cosas, estaba enamorado de esta planta (a la que dio nombre, como habrán adivinado los perspicaces internautas) y tomó la costumbre de regalarla a sus amistades por Navidad.
Esta simpática costumbre de aquel caballero tuvo éxito, se fue extendiendo y mire usted a dónde ha llegado, que hoy no se puede entender la Navidad sin la presencia de esta planta de flores rojas, aunque las hay también de otros colores (rosas, blancas y amarillas).