Este cartel que vi en una iglesia me produjo mucho desconcierto. No supe cómo entenderlo. Y no me refiero a que no comprendiera el mensaje, que estaba claro como el agua… bendita, sino a su oportunidad o no.

Si hubiese tenido (yo) el día positivo, habría pensado «mira que bien, así está todo claro, la iglesia se moderniza y lo pone todo en orden, perfectamente marcado y señalizado».

Y si lo hubiese tenido malo, habría dicho «qué mal está la iglesia que tiene que indicar a sus feligreses lo que es cada cosa, no vayan a confundir la pila del agua bendita con una escupidera, por ejemplo».

Pero no lo tenía ni bueno ni malo, y salí de allí confuso. Todavía me dura el desconcierto.

por Marlo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.