-¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!
Y un poco más tarde añadías:
-Sabes… Cuando uno se encuentra tan triste, gustan las puestas de sol…
-¿Tan triste estabas el día de las cuarenta y tres veces?
Pero el principito no respondió.
(«El principito», Antoine de Saint-Exupéry)
Yo no estaba triste cuando vi aquel día ponerse el sol, y lo vi una sola vez. Estaba con mi mujer y fue en Nerja.