Alguien tenía que decirlo – 1

Alguien tenía que decirlo – 1

Alguien tenía que decirlo. Cada uno tiene su pasado, qué se le va a hacer, y yo tengo el mío, claro.

Durante años fui colaborador de la SER, en Radio Cartagena, y allí hacía mis programas, de diferente naturaleza. Yo escribía los guiones de todos ellos y, después, a unos les daba voz yo mismo (locutaba se dice, aunque no me gusta el palabro) y a otros les daban voz locutores profesionales.

Radio Cartagena Cadena SER
¡Qué tiempo tan feliz!

Uno de aquellos programas se llamaba «Alguien tenía que decirlo», se emitían lo sábados, y trataban sobre el uso correcto o incorrecto del idioma. Revolviendo en mis papeles he encontrado por casualidad dos de aquellos guiones. Uno se emitió el día 21 de noviembre de 1998. Y era así:

Programa de radio «Alguien tenía que decirlo» – 21-11-1998

Queridos amigos: buenos días o buenas tardes. Es bien sabido que ésta emisora es la que tiene más oyentes de nuestra zona pero, además, me gustaría que también fuese la que tuviese más escuchas.

Y digo esto porque mientras que oír es percibir los sonidos que nos llegan, escuchar es prestar atención a lo que se oye.

Por eso, está muy feo que cuando no entendemos algo que nos están diciendo, digamos: «¡No te escucho!» «Hombre, pues presta más atención» nos podrá contestar el otro.

(Ráfaga)

Yendo al grano, quiero referirme a las trampas que nos tiende el idioma, cuando no lo dominamos bien.

Por ejemplo si yo dijese, aquí y ahora, que hago este programa por uebos todos los sábados, podrían haber reacciones varias.

Algunos de mis paisanos cartageneros dirían que me he «escarrilao» y otros aún más castizos que «habría salido por churras» que es la versión local de los Cerros de Úbeda y ahí pararía la cosa para ellos, porque los cartageneros solemos ser apáticos e indolentes para la mayoría de las cosas.

Pero habría algunos que llamarían o escribirían a la dirección de la emisora y me pondrían de chupa de dómine.

Y estarían cometiendo un error. Porque la palabra «uebos», acabada en s, con b y sin hache, está en nuestro idioma y significa «necesidad» o «cosa necesaria«.

Por tanto, decir que hago el programa por uebos es tanto como decir que lo hago por necesidad, por necesidad laboral, se entiende.

Aquellos que aún tengan dudas pueden comprobarlo en el diccionario tan pronto como acabe el programa, o dicho en cartagenero castizo: «en tas que termine».

(Ráfaga)

Pero si bien hay palabras que suenan mal pese a ser correctas (y ésta suena mal, lo reconozco), hay otras que suenan bien y sin embargo no lo son.

El otro día le oí decir en televisión a un conocido periodista -ya saben que en este programa vamos a decir siempre el pecado pero no el pecador- le oí decir, repito, que un político (un ministro para ser más exactos) era una persona muy asequible.

Bien, yo supongo que quería decir que era alguien de talante muy abierto y a la que se puede llegar con facilidad. Pero eso se llama accesible, de acceder.

En cambio, asequible significa que se puede conseguir porque tiene un precio a nuestro alcance.

O sea, que se puede alcanzar, pero no de acceder, sino de comprar.

Hombre, yo no sé si el periodista lo estaba diciendo «a cosica hecha» y si ese político es realmente asequible o no pero, en cualquier caso, está feo decirlo de esa manera.

(Ráfaga)

Antes he dicho que alguien me podría poner de «chupa de dómine», y todo el mundo sabe que es poner como un trapo a alguien, hablando mal de él, echándole en cara todos sus errores, afeando su conducta e incluso dirigiéndole algunos «piropos» envenenados.

Pero para aquellos que no lo sepan, quiero explicar el origen de la frase, y es que se llamaba chupa a la chaqueta que solía vestir el dómine, que era el maestro de gramática latina y cuyos pocos recursos para renovar su vestuario o su escaso interés por el aseo personal se hizo proverbial por lo que la chupa del dómine solía estar hecha un auténtico asco. 

(Ráfaga)

Y también dije que «salir por Churras» es, en cartagenero, lo mismo que «salir por los cerros de Úbeda».

Esta frase coloquial, que viene a decir que alguien está diciendo despropósitos o extravíos tiene su origen, claro, en la ciudad de Úbeda, en Jaén, y allí hay unos cerros que separan los ríos Gualdalquivir y Guadalómar.

Según se cuenta, hubo hace mucho tiempo un alcalde que tenía una amante que vivía en la zona de los cerros, y a donde él se iba con frecuencia, naturalmente.

Una vez, estando en un pleno municipal, el alcalde comenzó a alejarse del asunto central que les ocupaba y comenzó a divagar y a decir cosas que no venían a cuento, quizás por no estar muy al tanto de los problemas que debían ocuparle.

Entonces, un concejal, con mucha socarronería, le dijo que no debía irse tanto por los Cerros de Úbeda. Y así comenzó el éxito de la frase.

Hasta el próximo sábado, queridos radioescuchas.

Alguien tenía que decirlo.

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