He oído a casi todos los políticos, por no decir todos, decir que «no se puede legislar en caliente» tras algún delito de gran alcance mediático para luego decir, en el siguiente caso, que hay que introducir cambios y hay que hacerlo ya.
Todo ello parece que depende de múltiples circunstancias. Una de ellas apunta a ser la marcha de las encuestas, y cuando se pierde el favor de la calle, se sumerge uno en el populismo y dice aquello que las masas quieren oír.
El último ha sido el ministro Catalá.