Corrían los años 70 (entonces los años llevaban mucho prisa), Franco ya había palmado, y yo andaba en mil cosas: dibujos, ovnis, charlas de radio, portadas de libros, clases de yoga, y un largo etcétera. Además de las labores propias de mi sexo, o sea, ir al curro a diario para mantener la familia.
Me pidieron una pequeña biografía para publicar en no recuerdo dónde y se me ocurrió hacer una autobiografía, que decía así:
«Nací en Cartagena, cosa que no puede decir todo el mundo, en el año de gracia de 1954, bajo el signo del León y a la hora de la Balanza.
Desde temprana edad mostré excelentes aptitudes para nada, por lo que me dediqué a ello con ahínco.
Hice el Bachillerato en el Instituto durante la época de transición femenino-masculino, lo cual me originó no pocos problemas de identidad sexual. Terminé mis estudios con buenas notas gracias a la prodigiosa memoria de que me dotó la Naturaleza (a los siete años era capaz de recordar perfectamente mi nombre y dos apellidos).
Alguien cercano a mí oyó el refrán ese que dice «disfruta más que un tonto con un lápiz» y me regaló una caja surtidísima con cuatro colores. Comencé a decorar paredes, cortinas, baldosas y demás objeto de mi «sweet home» con gran entusiasmo de mis progenitores.
A la tercera repintada de la casa, optaron por comprarme mis primeros cuadernos de dibujo. Yo, por mi parte, hacía enormes progresos en el arte de Leopardo da Vinci (conocida fiera salvaje muy hábil en el manejo del lápiz y cuyas obras tenían mucha garra) . Sin ir más lejos, en una ocasión gané el primer premio en un concurso organizado por mi abuela en el pasillo de mi casa.
Subrepticiamente, logré introducirme en algunas revistas de humor con las que estuve colaborando hasta que cometí el craso error de pronunciar la palabra «money».
La última hazaña en la que ando metido consiste en destrozar la labor de mi amigo Juan Mediano, introduciéndome con mi lápiz guadaña entre sus versos.
Estoy felizmente casado con una mujer y soy padre de un niño y de «lo que viene». Desde aquí mis aplausos fervorosos para mi mujer por soportarme ya unos cuantos años. Soy vegetariano y practico yoga»
La caricatura
No contento con el estropicio de la biografía, me animé a hacerme una autocaricatura. Tampoco muy buena, por cierto.
El acróstico
Todo el mundo sabe lo que es un acróstico. Y el que no lo sepa, lo consulta en la RAE.
El caso es que cuando mi citado amigo Juan Mediano leyó mi obra literaria se espantó, pero lo disimuló porque era eso, amigo. Y para compensar, me hizo un acróstico que aquí reproduzco por primera vez.
JOvial, alegre y sincero;
buen carácter, servicial-.
Jamás te contesta mal,
¡siempre atiende con esmero!
TAmbién tiene buena mano
si se pone a dibujar.
Lo mismo pinta un pajar
que el kiosko de mi hermano.
que vive… y deja vivir.
¡FEliz entre sus amigos!
¡Estimado por su jefe!
¿Estáis de acuerdo conmigo?
¡Qué buen chico es Jotaefe!