Fútbol, el opio del pueblo. Bueno, era la religión lo que decía Marx, plagiando a su amigo Bruno Bauer, que es el autor real de la frase.
Si es así, es una droga que no está sola: hay muchas más en el mercado: los nacionalismos, la telebasura, los toros, el propio marxismo y… cómo no, el fútbol.
¡Vaya valla! Ahora recuerdo una frase que mi profesor, Don Maxi, nos decía cuando hacíamos dictado, para cazarnos en las faltas de ortografía.
Era «¡Vaya, vaya, con la valla que saltó mi caballo bayo allá por Valladolid!. Me cazaba pocas veces, pero alguna había.
La ha recordado ahora al venir también a mi mente la valla que regalé a mi mujer allá por 2011.
Estaba colocada en el Barrio de la Concepción, cerca del Estadio Cartagonova, y fue un simple gesto para recordarle, tanto pública como privadamente, mis sentimientos por ella.
Entonces llevábamos juntos 38 años. Pero el marcador sigue contando…
En el Barrio de la Concepción
Mari, te quiero
Cuando trabajé en publicidad, hice o diseñé muchas vallas. Tenía lógica hacer una a la mujer que quiero.
El verano es la estación en que tomamos un contacto más directo con la naturaleza, dado que en esa época, normalmente, cada cual disfruta de sus vacaciones.
Las circunstancias meteorológicas son más benignas, invitando a salir al campo, la playa, la montaña, etc.
En general, cuando se vive en una ciudad más o menos grande, tras once meses de ruidos, polvo, prisas y otras “delicias” por el estilo, se desea consciente o inconscientemente una especie de retorno a los orígenes, de vuelta a la Naturaleza.
El cómo se haga ese retorno traerá como consecuencia un aumento de paz, equilibrio y sosiego o, por el contrario, se traducirá en un incremento de los problemas. Si
se siguen cometiendo los mismos errores o costumbres insanas de antes, ahora tiene el agravante de que va a ser en un medio si no hostil, sí al menos al que ya el hombre está deshabituado, por desgracia.
Me gusta mucho Joaquín Sabina. Mejor dicho, me gustaba mucho hasta que empezó a estar encantado de haberse conocido y a encontrarse graciosísimo a sí mismo y reírse de todo lo que dice.
De la primera etapa me gustaban todas sus canciones, quizás porque las entendía.
Con las, digamos, modernas, confieso que al principio me hice algún que otro esguince mental intentando comprender esas metáforas tan sesudas.
La famosa frase esa que dice de algo que es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma, si le añadimos una docena de sinónimos más, podría definir el mensaje de algunas canciones de Joaquín Sabina.
Al menos para mí.
Y conste que tengo todos sus discos hasta «Nos sobran los motivos».
Y su libro “Con buena letra”, que recoge precisamente sus letras, porque me encanta(ba)n.
Con buena letra
Pero me estoy desviando de lo que yo quería decir y la culpa es por la canción de Sabina “La del pirata cojo”, con cara de malo y parche en un ojo.
Es curioso, pero siempre sobran árboles. Siempre hay buenos motivos para eliminarlos y nunca los hay para plantarlos. En todo lugar, en cada circunstancia y por cada agente actuante, siempre sobran árboles.
Una triste verdad
Si se hace una carretera, hay que talar árboles por donde pasa. Y si ya está hecha, hay que talar los árboles que había a los lados, por seguridad vial. Si se urbaniza, hay que eliminar los árboles para construir las casas, y si el terreno no es urbanizable, algún oportuno incendio forestal se encargará de que lo sea después. Y hasta he visto que en alguna urbanización ya existente que iba a hacer reformas, cortaba tooooodos los pinos de una calle para que no estorbaran a los camiones de los reparadores.
Se talan árboles para crear terreno cultivable, para criar pasto para la ganadería, para hacer pistas deportivas, para obtener madera, para hacer papel, para sanearlos porque están demasiado secos, o demasiado juntos, para hacer leña y venderla clandestinamente, o para que no aniden los pájaros y manchen con sus cagadas… la lista es tristemente larguísima. Pero sea legal o no la tala, parece que nadie está obligado a reponer esos árboles plantando otros.
Y no pensemos en que siempre son empresas o colectivos con intereses más o menos oscuros. El gen destructor de árboles lo llevamos todos (o casi todos, por dejar una puerta abierta al ofendido y aludido de turno), a nivel individual.
Mas allá de las fronteras del imperio romano, todos los pueblos eran “bárbaros”.
Barbare significaba entonces extranjero; más tarde, debido a la rudeza y a la supuesta incivilización de estos pueblos, la palabra bárbaro pasaría a tener el significado con el que la conocemos ahora.
Todos esos pueblos bárbaros, por supuesto, no eran iguales ni tenían las mismas costumbres y tradiciones.
Entre ellos destacaban los Celtas (keltios, en su lengua original) por varias razones:
1) Eran más antiguos en Europa que el resto de pueblos bárbaros, ya que cuando éstos llegaron al continente, hacía varios siglos que lo ocupaban los celtas.
2) Su cultura era más elevada
3) Su origen era distinto; los celtas era una raza indoeuropea ya que está casi demostrada su ascendencia india, mezclada con nativos europeos; mientras tanto, el resto de los bárbaros era, prácticamente, de origen puramente asiático. Por ejemplo los hunos y los avaros eran procedentes de Mongolia.
4) la espiritualidad del pueblo celta era diferente. Mientras que el resto de bárbaros eran paganos o arrianos (herejía inspirada por Arrio), los celtas profesaban la “religión” druídica, que más tarde veremos.
Los celtas, junto con los eslavos (otro pueblo bárbaro no germánico) ocupaban toda la Europa Central. En el siglo I antes de Cristo, huyendo de la presión de los otros bárbaros (germanos) más rudos y guerreros que los celtas mismos, se desplazaron hacia la Galia, islas Británicas y el norte de Hispania, mientras que los eslavos eran desplazados hacia el Norte.
El pueblo celta es el origen de varias naciones actuales europeas: Gran Bretaña, Irlanda, Países Bajos, Francia y el norte de España.
El Belén de Flori es espectacular porque ella es toda una artista en trabajos manuales, y lo demuestra cada año en el belén con que nos regala la vista a sus vecinos.
Lleva tal cantidad de trabajo, cuidando hasta el último detalle, elaborando cada objeto que integra el paisaje, que cuando termina de desmontar el de un año ya tiene que empezar a armar el del año siguiente.
Esto es una exageración, claro, pero no tanto como podría parecer. Salvo las figuras artesanales de los personajes que le elaboran, el resto está hecho por ella y su familia: herramientas, pájaros, plantas, edificios, árboles, iluminación, etc.
Es todo un placer observar todos esos pequeños detalles que llenan cada rincón y escuchar a Flori los medios y materiales de los que se ha valido para elaborarlos, resultando a veces muy pintorescos y sorprendentes.
El nacimiento
El belén de Flori
Aquí dejo una muestra del recorrido por el belén de Flori.