Cuando pequeño, vi muchas veces a mis padres enjalbegando nuestra casa. Era la cal el único recurso (pero eficaz) para los pobres de dar luminosidad al hogar.
Me había olvidado ya de ese antiguo sistema de adecentar fachadas y calles cuando, en un viaje, esta imagen me trajo al recuerdo a mi madre.
Claro que ellos no decían enjalbegar, sino encalar. Que, por otra parte, más logica tiene.