Luis Miguel Domínguez Mencía, o dicho de otro modo, Luismi, es un tío majo, de lo más majo y auténtico que uno se puede encontrar. No voy a escribir aquí su biografía, que para eso está en la Wikipedia. A mí me cae especialmente bien por todo lo que hace, desde sus programas de televisión hasta sus mensajes incendiarios en twitter, incendiarios siempre en la mejor de las acepciones: poniendo todo el calor y la pasión que puede en aquello en lo que cree, y eso no es más que la defensa de la naturaleza, la ecología, la justicia y la verdad.
Una de sus últimas actividades es la defensa del lobo ibérico, algo controvertido donde lo haya. Eso me ha gustado especialmente porque me gustan mucho los lobos. Desde que el maestro de Luismi, el gran Félix Rodríguez de la Fuente, emitió aquel episodio inolvidable sobre el lobo en la serie El Hombre y la Tierra, mi admiración por este animal no ha dejado de aumentar. Volviendo a Luis Miguel Domínguez, Luismi, es capaz de hacer casi de todo por el lobo, como por ejemplo… aullar. Y ahí anda, en una campaña con Lobo Marley, concienciando a quienes aún tienen conciencia.
Como quería transmitirle mi simpatía y apoyo, le hice una caricatura y se la envié a su casa.
Luismi
Poco después, recibí la foto de Luismi con el dibujo colgado en su casa y unas flores para mí. Me hizo mucha ilusión.
Luis Miguel Domínguez Mencía, Luismi para los amigos. ¡Qué grande eres!
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