¿Tenemos una sanidad envidiable y de las mejores del mundo?… llevo años escuchando ese discurso absurdo y ridículo, que por supuesto nunca me he tragado.
Principalmente porque no creo en la medicina industrial.
Y en segundo lugar, porque esa aseveración es rigurosamente falsa, como ha quedado perfectamente demostrado de manera palpable y clara en los últimos dos años.
La mala praxis médica está considerada hoy por hoy, como una de las principales causas de muerte en el mundo, junto con las intoxicaciones medicamentosas.
Así que, me temo que salvo honrosas excepciones, (que por supuesto las hay).
A muchos de esos «héroes de bata blanca» como algunos les han querido bautizar, habría que llamarles «Verdugos de bata blanca» -por sus actos les conoceréis-
Ante una situación de grave atentado contra la salud pública, por parte de las autoridades políticas, gerontocidio consumado, e intento de genocidio, como ha sido esta «Plandemia».
En mi opinión solo caben dos únicas posturas, oponerse frontalmente, denunciando la mentira y desmontando esta farsa.
O convertirse en cómplices y colaboradores activos de la misma, con todo lo que eso conlleva.
Juramento hipocrático
El juramento hipocrático, que realizan todos los profesionales de la «salud”, antes de empezar a ejercer, les compromete a respetar y cumplir una serie de preceptos entre los que destacan sobre todo, «velar por la salud y el bienestar de los pacientes».
Y «jamás emplear los conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, aun estando bajo amenaza»
Nuestros «verdugos de bata blanca» no solo han incumplido la mayoría de los preceptos de su propio juramento.
Además de eso, han tenido la desfachatez de señalar, amenazar y perseguir a todos aquellos verdaderos profesionales de la salud, que se han negado a secundar esta farsa.
“Nosotros cumplimos ordenes“ o «tenemos que mentir para conservar nuestros puestos de trabajo» esas son las pretendidas frases exculpatorias que se repiten unos a otros en petite comité, (cuando creen que nadie les oye).
Intentando así vanamente liberarse de esa culpa que les perseguirá de por vida.
Verdugos de bata blanca
Señores “Verdugos de bata blanca», dejen de insultar a nuestra inteligencia con sus mentiras patéticas y su arrogancia de serie, eso de «Yo he estudiado una carrera» ya no funciona.
¿Por quien nos toman? se necesita empatía, intuición, sentido común, dignidad, pero sobre todo honestidad…
Para ejercer el noble oficio de ayudar a salvar vidas y sanar enfermos, y ustedes en su gran mayoría carecen de todo ello, como hemos podido comprobar durante esta plandemia.
Este texto no es mío. Es uno de los muchos que publica el rockero Mártin Sánchez en sus «Reflexiones desde la trinchera». Le he pedido permiso en tres ocasiones para reproducirlo y, no sé si porque no tiene tiempo de leer todo lo que le llega o porque no se molesta en responder, no me ha dicho ni pío Dicen que el que calla otorga, de modo que lo reproduzco tal cual, aunque añadiéndole un dibujito de mi cosecha.