¿Sabías que la familia real británica se cambió el apellido durante la I Guerra Mundial? Eso ocurrió porque son de origen alemán y quedaba feo que el país en que reinan estuviese en guerra con su país de origen.
El príncipe alemán Ernesto Augusto de Hannover se casó con una nieta de Jacobo I de Inglaterra. Jorge I, hijo de ambos, empezó a reinar en Gran Bretaña en 1714. El apellido ya era Brunswick-Hannover, pero es que años después, la famosa reina Victoria se casó con el príncipe alemán Alberto, de otro linaje distinto. Y entonces ya hubo que añadir a los anteriores los de Sajonia-Coburgo-Gotha.
Cuando estalló la Gran Guerra, la de 1914, y se enfrentaron -entre otros muchos- Inglaterra y Alemania, el rey inglés Jorge V pensó que quedaban aquellos apellidos inconvenientemente germanos. Y de un plumazo pasaron a llamarse Windsor, que es el lugar donde se ubicaba el castillo real y quedaba mucho más inglés.