Dicen que los perros se parecen a sus dueños y estoy de acuerdo con ello.
A mí me gusta mucho contemplar el sol al salir y al ponerse, y le huyo cuando está en lo más alto.
Cuando estaba contemplando los últimos minutos de sol, hace unos días, me di cuenta de que tenía un compañero de espectáculo, silencioso y quieto, absorto como yo en la misma escena.
Lanzarote
Era mi perro, Lanzarote.
Aprovechando que tenía a mano el teléfono móvil, y moviéndome con mucho sigilo, conseguí recogerlo en ese instante de unión con el Universo…
Aunque vaya usted a saber si, tan serio como estaba, en realidad lo que estaba pensando era en lo caro que se ha puesto el tocino, como decía Miguel Gila.
Dicen que se parecen a sus dueños. Lanzarote se parecía a mí, salvo en que él era muy valiente y yo no.
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