Atrapada

La estuve observando unos minutos. El mismo viento que la había llevado hasta allí era quien la presionaba contra la reja.

Cuando ella se cansó de ofrecer resistencia, o el viento de presionarla, tanto da, se aflojó, cambió de postura y pasó al otro lado, luego reanudó su loca y desnortada carrera otoñal, empujada otra vez el por el viento. ¿O era otra?

No sé yo si de aquello que acababa de presenciar se extraía alguna sesuda enseñanza o reflexión. Yo, desde luego, no saqué ninguna, porque tenía prisa y se me pegaban las lentejas.

Azul sí, pero triste no

En realidad tampoco está azul, es sólo un efecto óptico.

Es un gato atigrado, con diferentes tonos de gris, negro y blanco.

Dijo esto por despejar a córner alguna duda.

Paco, el gato que no está triste ni azul

Y de triste, nada de nada.

Pero, eso sí, es un gato muy serio, como su padre, Manolito.

No se ríe jamás. Por cierto, se llama Paco, aunque nació un 23 de abril, día de San Jorge.

Dentro de tres días es su onomástica.  

Un rayo de luz

Un rayo de luz, a veces, puede traer la magia suficiente para transformar un lugar sombrío en una chispa de esperanza.

El lugar es el cementerio de San Antonio Abad, visto desde la fosa donde reposan mis padres. Estaba oscuro, muy oscuro, parecía que iba a llover. Pero no llovió. Surgió un rayo de luz.

¿Un mensaje? Ojalá

Político o periodista

Me he cruzado con un camaleón, mientras paseaba a mis perros; llevaba cierta prisa. No he podido charlar un ratico con él.

Debería ir a dar un discurso o escribir su columna de opinión, supongo. Porque digo yo que sería político o periodista.

Gente camaleónica hay de toda clase, condición y profesión, claro; pero en el mundo político y de la prensa no es que abunde, es que inunda.

Y si he apostado por político o periodista, es porque tengo un alto porcentaje de probabilidad de acierto.

Y no es que tenga yo nada contra quienes cambian de postura a lo largo de su vida, yo mismo lo he hecho. Recuerdo todavía lo que me impactó una frase que decía «Si no has cambiado de opinión con respecto a algo importante en los últimos años, tómate el pulso. Puede que estés muerto».

Pero es algo muy diferente que varíe tu opinión en razón de tus vivencias, experiencias personales, lecturas, reflexiones, etc. y varíen tu lugar en el arco de las opiniones, a mudar tus ideas -o mejor dicho, lo que dices que son tus creencias- en función de cada circunstancia del día o el lugar en que te encuentres, por no decir quien te paga más, como hacen los camaleones.

Bueno, al menos los camaleones no cambian por dinero. Son más dignos.

¡Hágase la luz!

Y la luz no se hizo.

A veces las cosas no salen como quiere el jefe.

Hay farolas que parecen hijas de Satanás.

Vamos a ver ¿qué trabajo le costaba al empleado municipal poner una bombilla?

Estuve un rato esperando, por si venían a reparar el alumbrado. Y nada.

Hay cosas que no tienen arreglo. Y son las más. Como decía Larra.

La magia de la luz

Leí una vez una frase que no recuerdo literalmente pero decía algo así como que, a veces, cuando un rayo de luz cae sobre un objeto, por pobre o sórdido que sea, como un cartel roto en un callejón, por ejemplo, puede transformarlo durante un tiempo y crear magia.

Contraluz

Fui temprano al consultorio médico para algo tan poco poético ni mágico como extraerme sangre.

Luego, al subir al coche, el sol, que ya se había despertado también, entró por entre las ramas de un ficus sediento y un parabrisas bastante falto de limpieza.

Además de recordarme que debo ser un poco más aseado con mi auto, creó un pequeño ambiente mágico que disfruté unos segundos antes de continuar con la triste rutina diaria.

Por cierto, en aquel momento, enero o febrero de 2019, aún no se había desatado la dictadura sanitaria y no daba miedo ir al ambulatorio, todavía confiaba en los sanitarios, y no tenía pánico de ir al hospital, como ahora.

¡Qué triste el punto al que hemos llegado!

Las razones del Nilo

¿Cuales son las razones del Nilo para cubrirse la cabeza?

En la Plaza Navona, la más barroca de Italia, dicen, está la famosa fuente de los Cuatro Ríos, obra de Bernini y uno de los lugares que más visita esa peste de nuestros tiempos que son (somos) los turistas.

El Nilo, uno de los protagonistas de la fuente de los Cuatro Ríos

Hay cuatro ríos representados en ella, el Danubio por Europa, el Río de la Plata por América, el Ganges por Asia y el Nilo por África. Este último se cubre la cabeza con la túnica. Dicen los entendidos que es porque cuando se esculpió la obra, aún no se conocían las fuentes donde nace.

Si es cierto, eso sería porque Bernini como escultor era un genio, y la fuente de los Cuatro Ríos es otra muestra de ello, pero como documentalista dejaba mucho que desear. La fuente se construyó entre 1648 y 1651 y la fuentes del Nilo las descubrió el español Pedro Páez en 1618.

Cuando lo vi y fotografié, estaba cubierto de palomas. Otra peste, dicen, de nuestras ciudades, por las enfermedades que transmiten, dicen, y por el deterioro que causan con sus deyecciones. Me quedé con la duda de si el pobre Nilo intentaba protegerse de las aves o de nosotros, el rebaño de mirones.

Sigo sin saberlo pero cada día me inclino más por las hordas que viajamos, móvil en ristre, recogiendo cosas que no entendemos, de momentos que no vivimos y arte que no sentimos.